XLos hombres no suelen ser los dueños de la cocina que,
normalmente, suele ser dominio exclusivo de las amas de
casa. Pero sucede que en los días de fiesta y, sobre todo,
cuando se va al campo a comer, todos sacan del baúl de los
recuerdos esa vena de cocinero que hasta el niño más pequeño
lleva en su interior.
Los que fueron a los montes (Hacho y Tortuga) cumplieron con
la prohibición de hacer fuego y se llevaron las fiambreras
con todo tipo de exquisiteces en su interior aunque hubo
algún osado que se arriesgó a ser descubierto por las
autoridades y cumplió con la tradición al preparar una
estupenda barbacoa para sus familiares. Si les llegan a
multar, hubieran tenido que pagar entre 1.200 y 1.500 euros
pero, para algunos, ‘la mochila’ bien merecía el riesgo.
Pero, sin duda, los más preparados y los que no tenían
preocupación por hipotéticas sanciones eran los que estaban
en las playas de Ceuta, el único lugar donde no estaba
prohibido hacer parrilladas. Fue en estos lugares en los que
los grandes chefs de la cocina ceutí se encontraron a sus
anchas preparando exquisitas paellas o chuletas a la plancha
mientras las mujeres se encargaban de la limpieza y del
cuidado de los más pequeños.
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Productos típicos del día de ‘La Mochila’
La jornada comienza con un
aperitivo compuesto por los frutos secos que componen ‘la
Mochila’: dátiles, higos, uvas pasas, nueces, castañas,
pistachos y cacahuetes. Pero lo realmente sabroso llega
después. Cada grupo tiene sus preferencias: callos,
caracoles, tortillas, filetes, chorizos, salchichas,
embutido, queso y hasta langostinos son algunas de las
viandas que los ceutíes llevaron ayer al monte. Los más
pobres, los adolescentes que se fueron con su pandilla de
excursión y sólo se llevaron un bocata. En el otro extremo,
los adultos que ya son unos veteranos de ‘la Mochila’ y que
se llevaron bizcochos, empanadas, cervezas, botellas de vino
y hasta un poquito de whisky para “hacer bien la digestión”.
Como postre que no falten los frutos secos.
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