SOCIEDAD - MARTES 1 DE NOVIEMBRE DE 2005

CEUTA
Mada M.
madam@elpueblodeceuta.com

Fuentes del departamento de limpieza de la Consejería de Medio Ambiente de Ceuta han señalado que trabajan ya en el establecimiento de contactos con los dueños del barracón que, desde hace varios años, ha servido de refugio a centenares de inmigrantes en pleno centro urbano.

Según explican, las tareas de saneamiento del interior del edificio serían de carácter privado y no correspondería hacerlas a la Administración ceutí.

Además, el hecho de que el solar esté habitado por numerosos inmigrantes en la actualidad impediría comenzar las labores de limpieza.

De esta manera, la Ciudad señala que lo principal es “ponerse de acuerdo con la Delegación del Gobierno de Ceuta” para iniciar los trabajos de desinfección y saneamiento.

Lo mejor posible

Por otro lado, desde los servicios públicos de limpieza se señala que a lo largo de todo este tiempo se han intentado “mantener lo mejor posible los alrededores de los barracones”, que es la zona en la que tienen competencias los operarios ceutíes.

Esto es, la retirada de las bolsas de basura y desperdicios que rodean el edificio, con una periodicidad de entre quince y veinte días.

Las condiciones de trabajo han sido complicadas por la acumulación residual y la presencia de ratas y mosquitos. Varios trabajadores que limpiaron el interior del barracón se infectaron de garrapatas.

Por el momento no hay un programa de actuaciones concretas desde los servicios de la Ciudad Autónoma pero “ya se está tratando este asunto”, según se apunta desde este departamento.
 

La Cruz Blanca dice encontrarse “entre la espada y la pared”

Aurelio Luque, responsable de la Cruz Blanca -cuyo edificio está ubicado al lado de los barracones- dice que el organismo se encuentra “entre la espada y la pared”.

El religioso explica que el organismo no tiene medios para afrontar en solitario el problema y apunta a la necesidad de que intervenga la Delegación del Gobierno. Luque explica que han prestado ayuda a los inmigrantes entregándoles comida, ropa, y habilitando una toma de agua para su uso. En otras ocasiones los inmigrantes han utilizado los servicios de la Cruz Blanca para lavarse y, según comenta el responsables “después del Ramadán, algunos acudirán aquí a comer”. Para Luque la solución pasa por sellar las entradas al edificio y realojar a los inmigrantes que, en varias ocasiones, han llegado a entrar para robar alimentos, ropa y otros objetos en la Cruz Blanca. Algunos vecinos han protestado por la entrega de comida o ropa a lo que Aurelio Luque responde que, aunque entiende la posición de las comunidades anexas, no se puede dejar ignorar su situación de miseria.