Antonia María Palomo estaba, la
semana pasada, dialogando con varios compañeros de su
partido en el hotel Tryp. Fue verme y colmarme de
ditirambos. Y los acepté de muy buen grado, porque las
fiestas navideñas estaban a la vuelta de la esquina y uno
comenzaba a ponerse tierno. De todos modos, debo decir que
es normal que la señora Palomo sea afectuosa conmigo. Yo se
lo achaco a que como siempre la he tratado con respeto y
jamás le he pedido el menor favor, ella gusta de mostrarse
cascabelera en cuanto nos vemos.
Lo cual es de agradecer, en tiempos donde muchos políticos,
salvo raras excepciones, parecen que andan luchando a brazo
partido con el estreñimiento pertinaz y se les nota
muchísimo en la cara. Políticos que aún no se han percatado
de que es más fácil ser agradable que desagradable; pero
ellos no se paran en barras cuando se trata de poner cara de
sieso manido todos los días y a cualquier hora. Por tal
motivo, a mí me da mucha pena que Antonia María Palomo tenga
siempre que sacar a relucir el coraje de Agustina de Aragón,
por poner un ejemplo, para combatir los errores que ZP
comete en relación con Ceuta, cada dos por tres.
Es necesario que los asesores de ZP le prohíban a éste
mentar a Ceuta y Melilla, porque no hay manera de que el
hombre se aclare al respecto. Es abrir la boca y se echa
encima a ceutíes y melillenses, en un santiamén. En esta
ocasión, ni siquiera las fiestas navideñas le han impedido
hacer unas declaraciones tan lamentables como decir que
avisará a Rabat el día en que vaya a cumplir con su
anunciada visita a las ciudades norteafricanas.
En cuanto Europa Press dio la noticia, los políticos
populares aprovecharon para arremeter contra una nueva
metedura de pata del Gobierno socialista. Así dicen que se
las ponían a Fernando VII. De manera que tanto Vivas como
Imbroda, acompañados de sus voceros correspondientes, se han
puesto a disparar dardos envenenados contra un ZP que
acabará aburriendo a la voluntariosa y siempre dispuesta
secretaria general de los socialistas de Ceuta. Y es que la
noticia parecía hecha realmente por el diablo y dirigida,
como siempre, a poner a prueba la susceptibilidad de los
ciudadanos de ambas ciudades, que andan siempre con la mosca
detrás de la oreja cuando son gobernados por los
socialistas.
Sinceridad obliga: un noventa por ciento de ceutíes y
melillenses desconfían del PSOE en lo tocante al eterno
problema con Marruecos. Y piensan que la prioridad de los
sucesivos gobiernos socialistas ha sido contentar a las
autoridades marroquíes, a costa de poner en entredicho la
españolidad de ambas ciudades. De ahí que haya abierta una
herida que hace posible que los populares vengan ganando de
calle las elecciones. Y lo que te rondaré, morena. Algo que
no merece la señora Palomo y que puede hacerla enfermar de
los nervios si ZP continúa desbarrando cada vez que se
acuerda de que ha prometido visitar Ceuta y Melilla para
transmitirles apoyo y confianza. Pero mucho me temo que el
presidente, tras echarse para adelante en el Senado, durante
el debate del Estado de las Autonomías, empiece a sentir en
el cogote el aliento airado de un Mohamed VI que está
haciéndole saber que los faroles arruinan a cualquier
jugador.
De momento, y como ya es costumbre en aconteceres similares,
la señora Palomo ha salido a la palestra para declarar que
la noticia es una mentira anónima y que desde Madrid le han
dicho que todo es un hecho ideado por el PP para “enturbiar”
la visita oficial que hará ZP. La verdad es que también
merece ser creída, pero a mi me huele todo a chamusquina.
Máxime si la noticia fue dada, al parecer, por Europa Press.
El caso es que le han arruinado las fiestas a mi estimada
señora Palomo.
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