PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES 29 DE DICIEMBRE DE 2005

 

OPINIÓN / EL OASIS

Atracadores de viviendas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Tierno Galván, una víbora con cataratas (Jiménez Losantos), dijo que el miedo a la delincuencia es el síndrome de la derecha. Semejante cita me parece que vio la luz cuando comenzaron a gobernar los socialistas y la delincuencia creció de manera que el miedo a verse atracado en plena calle o a domicilio cundió entre los españoles. Principiando los 80, iba uno a Madrid, Sevilla, Valencia, Barcelona, etc, y lo primero que te decían, en la recepción del hotel, es que tuviera mucho cuidado al pasear la calle a ciertas horas. Puesto que los tironeros estaban al acecho y al doblar cualquier esquina o cruzar por delante de algún céntrico jardín podían limpiarte los bolsillos y hasta darte una buena tunda, si acaso el botín les resultaba insuficiente.

Ni que decir tiene que cundió la alarma y los ciudadanos llegaron a organizarse, contra la opinión de las autoridades, en grupos que recorrían sus barrios dispuestos a limpiarlos de maleantes. Se hablaba de poner en práctica la ley de Linch, y se abominaba de las muchas libertades que la tan añorada democracia había generado y que redundaban en contra de las clases menos pudientes.

Se oía, por doquier, la misma cantinela: a los ladrones nunca les da por desvalijar a los ricos. Y a partir de ahí se maldecía a la policía, a los jueces, a los políticos y al mismísimo sursum corda. El cual no era otro que el todopoderoso Felipe González. De ahí que a Tierno Galván se le ocurriera, digo yo, tachar a la derecha de tener mucho canguelo y de crear intranquilidad ciudadana para rebajar el estado de optimismo que había generado el triunfo de los socialistas.

A medida que pasó el tiempo, o bien se redujo el número de delincuentes o tal vez los ciudadanos nos acostumbramos a vivir con esa plaga, aunque cruzando los dedos para que jamás nos tocara a nosotros. Y todo porque en el fondo a los españoles nunca nos disgustó que hubiera ladrones dispuestos a limpiar un banco, a una empresa de muchos posibles o a los ricos. Acuérdense, si no, de las enormes simpatías que despertó el Dioni cuando se llevó una pasta gansa, en un furgón que él debía defender de los cacos.

Nuestra atracción por los atracadores es algo atávico. Lo cual se ve palpablamente en el siglo XIX, cuando reinaba un rey felón, llamado Fernando VII. Entonces, el pueblo hablaba maravillas del bandido generoso: José María Hinojosa, El Tempranillo. Una especie de “robin hood” que robaba a los ricos para ayudar a los pobres. Todo un señor bandolero que cabalgaba desde Ronda a Ecija y desde Estepa a Lucena, por trochas y caminos, asaltando diligencias y dejando un buen sabor de boca entre las señoras que perdían sus joyas y cuanto de valor llevaban. Y que hubieran dado... más de haber podido. Puro romanticismo, que hizo que el francés Merimée obtuviera temas suficientes para escribir la tira sobre una España diferente.

Pero los ladrones de hoy son innobles, tienen malos instintos y no están cultivados. Lo digo, porque una amiga me cuenta que días atrás, mientras dormía plácidamente, se despertó por el ruido que había en el comedor de su piso, sito en la calle Real. Y vio a un ladrón que corría por el pasillo para saltar por la ventana que le había servido para acceder a la vivienda. Una vez en la calle, mi amiga, acompañada de su padre, telefoneó a su madre por el móvil y se quedó estupefacta: era el ladrón quien estaba respondiendo a su llamada. Reaccionó para decirle de todo. Y el moro le dijo puta, racista..., y apagó el portátil.

Parece ser que Ceuta está padeciendo una oleada de robos. Habrá que averiguar sin son de aquí los ladrones o enviados por Marruecos para meternos el miedo en el cuerpo; ahora que nos visitará ZP, previo aviso a Mohamed VI. Lo que faltaba.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto