Esta noche, muchos niños
españoles, recibirán la visita de ese Papá Noel que les
dejará los juguetes que habían solicitado. Pues muy bien.
Y no crean que esto sucederá en los hogares de los no
católicos. Se equivocan, en los hogares de los católicos
también se producirá la llegada del hombre vestido de rojo
volando por los cielos en un carrito tirado por renos.
Todos, si les pregunta dirán lo mismo, es para que los
chicos puedan tener más tiempo para jugar, antes de volver a
sus colegios.
Claro que la cosa no se comprende muy bien, eso de tener más
tiempo para jugar antes del regreso a los colegios, porque
los regalos que les traen Papá Noel, en la mayoría de las
ocasiones, son esas maquinitas que sirven para matar
marcianitos y lo que no son marcianitos. Con lo cual pueden
jugar a cualquier hora aunque regresen al colegio.
Otra cosa sería, si los regalos que les trae Papá Noel, a
los chavales, fuesen bicicletas, pelotas o patines. Entonces
la cosa cambia porque se necesita espacio y ya no nos vale,
para disfrutar de esos regalos, el sofá del salón de casa.
Y ya que hablamos de esas maquinitas de matar marcianitos y
lo que no son marcianitos pero, al fin de cuentas, cosas
bélicas que en ocasiones, hacen creer a los críos que ellos
pueden ser los héroes de esas maquinitas, con capacidad para
matar a todos sus enemigos.
Pues, bien, desde mi particular punto de vista, personal e
intransferible, con el regalo de esas maquinitas estámos
fomentado, sin proponernoslo, la violencia y la ludopatía en
esos niños que viven, cada día, pendientes de jugar a las
maquinitas durante horas y horas.
Hoy, que tanto se habla de llevar la paz a cualquier rincón
del mundo, estámos creando una sociedad violenta, en la que
buena parte de culpa la tienen esas dichosas maquinitas, a
las que los niños se pegan como lapas y le dedican la mayor
parte del día.Y, en ocasiones, es justo reconocerlo, esas
maquinitas llenas de juegos son también temas de distracción
para muchos padres y madres que se pasan, horas y horas,
jugando con las mencionada maquinitas.
Claro que además de fomentar una parte de violencia y otra
de ludopatía, mientras los niños juegan partidas y partidas
sin levantar la vista de las maquinitas de turno, nosotros,
los padres estámos tranquilos porque, de esa forma, no nos
molestan lo más mínimo.
Nada importa las huellas que pueda dejar, en los chavales,
el jugar a las maquinitas durante horas y más horas todos
los días, si a nosotros los padres nos dejan tranquilos ver
la televisión, sin que los niños, se acuerden de nosotros
para nada.
Porque es de vital importancia, mucha más que interesarnos
cómo van nuestros hijos en sus estudios o solucionarles los
problemas que se les puedan plantear, no perder detalle de
esos programas de alto nivel cultural, como puede ser ¿Dónde
estás corazón?.
Interesantísimo saber que, Anita Obregón que no cumple más
los cincuenta “tacos” ha tenido unas palabras con la “pija”
de las Spais Girls o que la mamá del Dinio va a venir, a
España, a aclarar muchas cosas. Como si al pueblo español,
le importase mucho lo que tenga que decir la madre del
cubano que nos trajo Marujita Díaz.
Pero ese negocio está montado de esa manera y, de vez en
cuando, necesita renovar sus atracciones con nuevos
personajes que acaparen el interés del público. Ya lo dijo
aquel “renovarse o morir”. Y este espectáculo, este circo,
tiene que darle nuevas atracciones a su público para poder
seguir manteniéndose vivo.
Por lo visto si debe interesar muchísimo estas cosas, al
pueblo español, cuando esos programas de telebasura tienen
buenos índices de audiencias. Lo que da a conocer el alto
nivel cultural que está alcanzando una gran parte de la
población española. Por lo que no es de extrañar que, esta
clase de programas de telebasuras, atraiga más la atención
de papás y mamás, que la educación de sus hijos.
Somos así y nada ni nadie nos va a cambiar y mucho menos
remediar esta forma de ser.
La tranquilidad y el participar poco o nada en la vida de
nuestros hijos, lleva a lo que lleva y pasa lo que por
obligación tiene que pasar aunque, después, como es normal
seamos los primeros en lamentarnos pero, eso sí, cuando las
cosas ya no tienen remedio.
Y cuando pasa lo que irremediablemente tiene que pasar,
hacemos de Pilatos, nos lavamos las manos de nuestras
responsabilidades, y le echámos las culpas al único que nos
queda por culpar, al maestro que no ha sabido educar a
nuestros hijos, como si nosotros no tuviésemos
responsabilidad alguna en su educación Manda...la cosa.
En fin, que hoy es Navidad y no es cosa de hacer criticas
cuando, en ésta época del año, en tan señalada fecha, todo
el mundo es bueno.
Desde esta página que, cada día, escribimos para ustedes,
con el corazón en la mano, de verdad, con toda la sinceridad
de mi alma, a todos, FELIZ NAVIDAD.
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