La llamada del metijón para
felicitarme las fiestas no me sorprende. De sobra sé que es
más cumplido que un luto alicantino. Tampoco me extraña que
comience recordándome algo que ocurrió hace ya varios años,
un día 24 de diciembre.
-¿Qué recuerdas de aquella noche tan señalada en la cual te
pudieron matar en el pasaje de Pedro de Meneses?
-Muchas cosas; y, como comprenderás, nada buenas.
-¿Es cierto que la mañana de ese día estuviste tomando una
cerveza en el Clipper con el editor de El Faro?
-Sí; allí estuve. Y me preguntó qué si por la tarde iba a
recorrer la ciudad, como era habitual cada 24 de diciembre,
para hacer un reportaje y así darle vida a un periódico que
el día 26 carecía de vida.
- ¿Tú trabajabas todos los 24 desde que entraste en El Faro?
-Tal como suena.
-Pues agárrate que vienen curvas: tengo un informe firmado
por el médico evaluador jefe del INSS en el que dice que tu
accidente no fue laboral. Vamos, que la paliza que te dieron
los tres guardias no ocurrió en horas de trabajo.
-¿Cómo?
-Como lo oyes... Es lo que él dice cuando calificó tu
petición de invalidez por accidente laboral.
-¿Cómo se llama el médico?
-Enrique Martínez de Salazar Bascuñana.
-Ya, lo recuerdo perfectamente: ese es un gaditano que suele
preguntar que tal anda uno de sexo cuando sufre un accidente
y ha de sentarse frente a él para responderle a sus
preguntas.
-El mismo que la tenía tomada con Emilio Cózar Carmen y le
echaba todas las culpas de cuantos contratiempos surgían con
quienes solicitaban la invalidez.
-Me imagino que será militante del PP, ¿no?
-Cierto. Y además me han dicho que antes, cuando estaba Luis
Vicente Moro en la Delegación del Gobierno, trataba por
todos los medios de rendirle pleitesía.
-Bueno, a otra cosa, mariposa. Aunque has hecho muy bien
poniéndome al tanto de un asunto que yo desconocía.
-¿Desconoces aún los nombres de quienes estuvieron
complicados en la agresión que sufriste?
-No. He ido, durante los años que han ido pasando,
preguntando a quienes debía y he terminado por saber los
nombres de algunos de ellos.
-¿Has perdonado a los que participaron en la canallada?
-Vaya el tópico por delante: perdono pero no olvido.
-¿Es verdad que sigues esperando las disculpas de quien te
han asegurado que hizo todo lo posible para que tus
agresores tuvieran cobertura de abogado con cargo a la
Administracción Local?
-Esa persona, que tú conoces tan bien como yo, no me ha
pedido disculpas ni me las pedirá por una razón muy
sencilla: porque tendría que explicarme muchas cosas que
podrían dañar su imagen y la de otros políticos.
-Lo cual es una cobardía de tomo y lomo.
-Naturalmente que es así. Pero no se le pueden pedir peras
al olmo.
-¿Tú crees que, a pesar del mucho tiempo transcurrido desde
que te dejaron maltrecho aquel 24 de diciembre, durante la
cena de esta noche no se les calcará la cobardía en la cara
y ésta se hará visible ante los suyos?
-Puede ser. Aunque no lo creo. Si acaso, en algún momento,
cuando recuerden asunto tan indigno, lo único que harán es
ponerse ciego de lo que sea con tal de no asumir lo
ocurrido.
-¿Cuándo escribirás ese libro donde, cambiando lo que haya
que cambiar, veamos reflejadas muchas cosas de las que
algunos han sido protagonistas en los últimos años?
-Cuando tenga tiempo, metijón; cuando tenga tiempo y ganas
de aclarar comportamientos.
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