La última sesión plenaria del año
dejó entrever la relajación de estas fechas cercanas a la
Navidad. Si bien el orden del día no venía muy cargado de
grandes temas, la actitud de los distintos representantes de
los grupos políticos fue en todo momento relajada y
conciliadora. Ni tan siquiera hizo falta que María Antonia
Palomo, como tantas otras veces, ejerciese de animadora
recordando la importancia de los monos de San Amaro y
haciendo ver que animales, a veces, somos todos, pero que
con voluntad y ganas se puede desarrollar un pleno
dialogado, sencillo, rápido y eficaz.
En cuanto a los asuntos tratados destacó la delimitación de
los casos de transmisibilidad de las licencias de taxis, que
se acordó en seis supuestos: la muerte del titular, la
retirada del permiso, la incapacidad laboral, la
imposibilidad en caso de herencia de una dedicación
exclusiva, una titularidad superior a cinco años y la
condición de pensionista o edad superior a 65 años por parte
del taxista.
El pleno sirvió también para aprobar la Ordenanza de
Vertidos a la Red de Alcantarillado de la Ciudad de Ceuta,
condicionada a la construcción de la nueva depuradora,
aunque con la potestad de realizar inspeciones.
Aparte de la actualización automática de la subida del IPC y
la aprobación inicial del Plan Territorial de la Ciudad
Autónoma de Ceuta, la sesión plenaria dejó una discusión de
términos, aunque no de conceptos, en cuanto a si debían
adoptarse medidas o simplemente estudiar su adopción, en
referencia a una nueva señalización peatonal en el Revellín
entre Juan Antonio Ferrón y María Antonia Palomo.
Esta discusión en clave de humor fue el ejemplo preciso de
la actitud de todos los representantes políticos, que por
una vez trataron de llegar a acuerdos por encima de
partidismos y vanidades. Lo bueno sería que el año próximo
se siguiese en esta línea. Y eso que a Palomo no le dejaron
cantar villancicos...
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