Una nueva operación policial en
España, concretamente en la provincia de Málaga, ha llevado
a dar con los huesos en la cárcel a un más que numeroso
grupo de personas que tenían relación directa con Abú Musab
Al Zarqaui, jefe operativo de Al Qeda.
Una noticia relevante, sin duda, que llena de satisfacción a
los españoles y que, al tiempo, causa preocupación.
Preocupación, por ejemplo, en nuestra ciudad dado que uno de
los ejemplares detenidos había estado ejerciendo, nada
menos, que en alguna mezquita de Ceuta, lo cuál indigna a la
propia población de bien musulmana por cuanto cualquier
generalización acarrea notables injusticias. Y más, en estos
casos.
Sin duda, lo preocupante es que elementos alborotadores de
la paz, escudados en la meditación y transmisor de una
religión absolutamente de paz como la que proclama el Islam,
sea aprovechada y mancillada por quienes ni respetan la vida
humana, ni respetan la convivencia, ni creen en el hombre,
buscando el caos permanente y el odio a lo que no es propio.
El que gentuzas de esa calaña, casi toda procedente
curiosamente del país vecino, se entremezclen entre la noble
población musulmana de Ceuta, sólo provoca daños no sólo
entre los propios musulmanes ceutíes, sino en la imagen
general de una ciudad que proclama a los cuatro vientos su
orgullo de convivir en paz con tan diversas culturas.
Una vez más, vuelve a aparecer el nombre de un elemento
subversivo relacionado, en algún momento, con Ceuta. Suerte
que desde primeros de año, según se informó desde el
Ministerio del Interior en su momento, se haya elevado el
número de agentes en Ceuta y de expertos en asuntos
vinculados al terrorismo fundamentalista islámico que, al
parecer, llevan operando en zona desde este año.
Y suerte también, sobre todo, porque las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad del Estado siguen en estado permanente de
alerta.
|