Apenas pasaban dos minutos de las nueve de la mañana del
sábado cuando Juan Jesús Vivas subió a la tribuna de
oradores de la Asamblea de la Ciudad de Ceuta para defender
los presupuestos de su Gobierno para el ejercicio 2006. Ante
él, la oposición dispuesta a poner los puntos sobre las íes
y media docena de ciudadanos madrugadores (a medida que
avanzaba la mañana fue llenándose el salón de Plenos) y
otros tantos periodistas somnolientos. Y por delante más de
cinco horas de un debate denso y circular..
Vivas presentó las bases de su plan presupuestario dispuesto
a encajar las anunciadas críticas de la oposición que
giraron, sin excepción, en torno al desmedido gasto de
personal, el alto nivel de endeudamiento, la poca iniciativa
en política social y el abandono de la búsqueda de
soluciones para los problemas crónicos de la Ciudad: el
paro, la crisis comercial, el fracaso escolar, la escasez
alarmante de vivienda, las desigualdades.
Una retahíla de críticas y denuncias que una y otra vez
despuntaban en el debate topándose con la réplica, siempre
comedida e igualmente circular, del presidente de la Ciudad
Autónoma, encargado de presentar y defender el proyecto de
presupuesto elaborado por la Consejería de Hacienda que
dirige Emilio Carreira que puso la nota discordante al
renunciar a su turno de réplicas obligando a Vivas -que
destacó con ironía las “ganas de trabajar” del consejero- a
adelantar el discurso de cierre del debate.
Pocas emociones más en un debate tan complejo como
infructuoso pues todas las fuerzas con representación habían
dejado claro su voto días antes por lo que el resultado
final (diecinueve votos a favor y seis en contra) estaba
cantado y todo pasaba por agotar los turnos de intervención
y subrayar la posición de cada grupo político.
Tan sólo una de las intervenciones de la portavoz
socialista, Antonia Palomo, despertó a diputados y público
cuando reprochó el olvido a las víctimas del 11-M en la
distinción a la Asociación de Víctimas del terrorismo (AVT),
reproche que provocó el abucheo desde los escaños populares
y en parte del público. Fue esta la única nota discordante
de un pleno tranquilo y respetuoso que transcurrió sin
sobresaltos.
La anécdota llegó en uno de los turnos de réplica del
presidente de la Ciudad Autónoma. Vivas se dirigió a la
portavoz socialista para dejar claro que no quería ofenderla
pero terminó diciendo que“no la estaba tirando los tejos”.
Una explicación innecesaria, pues la tensión dominaba el
cruce de réplicas, que provocó las risas del público y el
desconcierto de Vivas que tardó en ser consciente de que se
había equivocado de expresión coloquial.
En el turno de votaciones el público fue el protagonista al
corear los parciales de las votaciones de las enmiendas.
Ante la repetición de resultados de las votaciones de cada
grupo, el público que aún quedaba en el Salón de Plenos
pasadas las dos del mediodía terminó recitando “diecinueve,
cuatro, dos...”.
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