Mohamed Alí (UDCE) avisó desde el principio: su grupo iba a
rechazar los presupuestos presentados por Juan Jesús Vivas
por una razón de base, “son sin duda lo s peores
presupuestos de la vigente legislatura, no responden a la
realidad de Ceuta y nisiquiera crecen al ritmo del IPC (el
plan presupuestario se incrementa un 1,48 frente a una
subida interanual de los precios del 2,3%).
Alí, en una exposición trufada de cifras y comparativas
subrayó que el Gobierno desoye las recomendaciones del
Consejo Económico y Social y el Tribunal de Cuentas que
instan al Ejecutivo de Vivas a contener el nivel de
endeudamiento y los gastos corrientes como el pago de
nóminas, cuyos capítulos copan el 15% del plan
presupuestario, según la UDCE. Alí destacó también la caída
de impuestos directos (600.00 euros menos que en 2005) y
subrayó la pérdida de autosuficiencia y la dependencia de
las aportaciones del Estado. “No se puede ser dependiente
del principio de solidaridad”, destacó Alí en su
intervención.
La UDCE opuso en duda muchos de los proyectos auspiciados
por estos presupuestos y la eficacia de las políticas
sociales cuando el 37% de la población roza la pobreza, la
tasa de paro sigue creciendo y el fracaso escolar es un
problema crónico. UDCE insistió en sus enmiendas en este
área proponiendo la aprobación de un salario social.
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“Vivas está propiciando una economía subvencionada y débil”
El Grupo Socialista sólo
contemplaba una posibilidad ante los Presupuestos
presentados por el Gobierno de la Ciudad de Ceuta: la
enmienda a la totalidad, una posibiludad que imposibilitaba
la mayoría popular en la Asamblea. La portavoz socialista,
Antonia Palomo, argumentó su rechazo a un presupuesto que no
garantiza la sostenibilidad del desarrollo de la Ciudad por
el grave descenso de las inversiones (un 12% menos que en
2005) y las desproporcionadas partidas para personal o
comunicación y el “ridículo” incremento (0,11%) de las
partidas sociales que desembocan en el “abandono de los
mayores y las barriadas”. Palomo destacó que buena parte del
presupuesto se destina al pago de deudas “olvidando los
problemas reales de la Ciudad y creando una política
subvencionada incapaz de generar recursos propios lo que
conlleva dependencia y debilidad”.
Palomo puso en duda la reducción de la aportación estatal
que en su opinión se mantiene en los impuestos indirectos o
las políticas de empleo.
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