El Ministerio de Defensa dio ayer a mediodía la orden
definitiva del abandono de las fuerzas militares de la valla
que separa a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla de
Marruecos, donde permanecían desde el 29 de septiembre.
La decisión de reforzar el perímetro fronterizo de ambas
ciudades con vigilancia del Ejército se tomó tras las
avalanchas de subsaharianos sobre la valla ceutí.
En la madrugada del 29 de septiembre, más de 200
subsaharianos lograron saltar la alambrada doble que
dificulta el acceso a territorio español tan sólo días
después de que se hubieran producido otros asaltos en la
valla melillense. Al menos catorce inmigrantes perecieron en
el intento en el entorno de Ceuta y de Melilla.
El objetivo de su presencia era disuasorio frente a los
intentos de entrada masivos, que comenzaron a disminuir a
finales de octubre.
A lo largo de estos dos meses, los soldados del Ejército
destacados en Ceuta y Melilla cooperaron con la Guardia
Civil, cuerpo encargado habitualmente de la vigilancia
fronteriza, en las tareas de control del perímetro.
La orden se dio simultáneamente a las Comandancias Generales
de Ceuta y Melilla en una jornada en la que la máxima
autoridad militar ceutí, el General Gómez-Hortigüela, se
encontraba de visita en la ciudad de Melilla.
El jefe de la Oficina de Comunicación de la Comandancia
General de esta ciudad autónoma, el teniente coronel
Esparza, aseguró que el departamento que dirige José Bono
comunicó a la “Zona Militar de Melilla y Ceuta la orden de
retirar las tropas militares destacadas en la doble valla
del perímetro fronterizo desde hace dos meses”.
El ministro de Defensa, José Bono, explicó en su día con
motivo de esta reducción de efectivos en la frontera que la
retirada definitiva de todos ellos “se producirá cuando el
Gobierno lo estime oportuno” y recordó que no es una misión
de las Fuerzas Armadas sino que se realiza en cumplimiento
de una orden del jefe del Ejecutivo central.
Desde ayer, las tropas militares ya no patrullan en la
frontera que ha quedado ahora bajo la custodia de la Guardia
Civil, que siempre había tenido la exclusividad en la
vigilancia del perímetro fronterizo.
En la valla continúan trabajando para elevarla a seis metros
en todo el perímetro y para instalar la sirga.
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