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                     Miles de ceutíes volvían con temor 
					a no poder cruzar el Estrecho ante las advertencias y 
					previsiones que el Instituto Nacional de Meteorología 
					realizaba para la jornada dominical. De hecho, los 
					transbordadores de alta velocidad, ahora llamados 
					anglosajonamente Fast-ferries, notaron las inclemencias del 
					levante desde el sábado. Las conexiones entre las dos 
					orillas del Estrecho volvieron a ser irregulares, a causa 
					del temporal. 
					 
					En circunstancias como ésta, los pasajeros pendientes de 
					cruzar el charco demandaron información en los dos recintos 
					portuarios y el cierto desbarajuste se produjo en el momento 
					de conocerse la salida de uno de los buques perteneciente a 
					una de las tres navieras que operan en el Estrecho. 
					 
					Al romperse la dinámica de horarios, los billetes cerrados 
					son papel mojado, por lo que aquellos que no disponían de 
					tickets de la compañía dispuesta a surcar el levante, 
					debieron comprar uno nuevo (gasto extra) adaptado a las 
					actuales circunstancias de no intercambiabilidad. 
					 
					Este fin de semana, vuelta del puente, el levante caprichoso 
					ha dejado en evidencia una de las razones propugnadas por 
					todos para el regreso a la intercambiabilidad. Escenario al 
					que desean volver usuarios y, sin duda, las propias 
					navieras. En tanto Gobierno y sociedad lo demandan, el 
					Tribunal de la Defensa de la Competencia deberá dilucidar y 
					atender tan masiva petición, en función de los parámetros 
					legales exigidos. Mientras tanto, las situaciones en plena 
					época de temporales deberán solventarse de este modo hasta 
					que se produzca el visto bueno jurídico del Tribunal 
					permitiendo el retorno a una situación más cómoda tanto para 
					residentes como para visitantes. 
					 
					En definitiva, es en el Tribunal de la Defensa de la 
					Competencia donde radica el sí o el no de la futura 
					intercambiabilidad tan anunciada. 
					 
					En tanto sucede o no, el caprichoso levante se torna en 
					protagonista. La próxima para Navidad ¿que no? 
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