Quizá la asignatura pendiente del
Estado español sea la de igualar a las regiones del
territorio y que converjan a unos niveles medios que redunde
en una elevación de los parámetros económicos del país. Aún
tratando políticas tendentes a lograrlo, las desigualdades
son manifiestas y no pueden compararse regiones dotadas como
Cataluña con otras como Extremadura, por poner un caso. La
realidad es así de cierta y evidente. Sólo hay que comparar
la Red de Carreteras del Estado como para que sirva de
ejemplo clarificador de esta realidad asimétrica. Una
asimetría que, a fuerza de ser sinceros, intenta quedar
paliada o al menos eso parece.
Sin embargo, de igual modo, atendiendo a la sinceridad que
en estos instantes ofrece el escenario actual de la política
nacional, habremos de convenir que la ahora denostada -con
interés partidista- Constitución no ha completado en toda su
extensión lo prevenido en la letra del Texto.
Mientras que unos consideran que la Carta Magna ‘encorseta’
la evolución de algunas regiones por lo que intentan
introducir cambios con calzador -Estatut- rozando la
inconstitucionalidad, otras pueden esgrimir razones
contundentes respecto de las diferencias en según qué casos.
Ceuta y Melilla aún no han visto cumplida sus expectativas
reflejadas en la Constitución. La Transitoria V por la que
se prevé su conversión en Comunidad Autónoma. Todo se andará
no obstante y a no tardar demasiado, según parece.
El presidente Zapatero anuncia para la segunda quincena de
enero su visita oficial a Ceuta y la Ciudad quiere
presentarle en mano un texto reformado del actual Estatuto.
2006 se presenta políticamente optimista para Ceuta, o al
menos, eso se espera en función de los acontecimientos de
primer orden e históricos que se prevén.
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