Ahmed Mohamed Hutmani tiene 59 años y es padre de dos niños
pequeños, 9 y 7 años. Vive con ellos y con su mujer en el
Recinto, en la calle Escuela Práctica, en una vivienda de
planta baja en condiciones de insalubridad. Lleva cuatro
años pidiendo una vivienda de protección oficial para sacar
a su familia de un piso “en el que tenemos ratas y hasta
culebras”, pero nadie le ha dado aún una solución a este
hombre que sólo quiere “una casita digna para criar en
condiciones a mis hijos pequeños”.
Las circunstancias de esta familia son bastante especiales,
teniendo en cuenta que, aunque no tienen que pagar alquiler
por la vivienda que ocupan, sobrevive con una pensión
mensual de 420 euros. Ahmed tiene ambas piernas amputadas,
es asmático, diabético, acude a diálisis y tiene un
marcapasos, unas circunstancias que le impiden llevar una
vida normal y que hacen que su mujer, también diabética,
deba ocuparse de atenderlo a él y a los niños ya que “no
recibimos ayuda de ningún tipo, la Ciudad ni siquiera nos da
comida o ropa y vivimos de la caridad de algunos amigos y de
lo que yo saco pidiendo en la calle”, dice Ahmed. “Sé que no
voy a vivir mucho más pero quiero que mi familia viva en
condiciones”, asegura.
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