Los derechos humanos son derechos ligados e inherentes a
todos los seres humanos, sin distinción alguna de ningún
tipo, no importa la nacionalidad o el lugar de residencia
que se tenga, si se es hombre o mujer, ni tampoco importa el
color de la piel o la religión que se procese, ni ninguna de
esas infundadas excusas de las que se suelen valer
algunos/as para sacar a pasear sus miedos y prejuicios.
Los derechos humanos se basan en
el principio de respeto por la persona, por el ser, por la
tolerancia y la dignidad que todos y todas nos merecemos
como seres humanos.
Hoy, 10 de diciembre en el Día
Internacional de los Derechos Humanos, es necesario
proclamar y defender, más que nunca la obligación del Estado
de hacerse cargo de garantizar los derechos de la
ciudadanía, de sufragar las necesidades básicas de las
personas, de dar solvencia a derechos como la salud, la
educación, la vivienda, y todas aquellas medidas que
permitan avanzar y mejorar en la lucha de los derechos
humanos y de la cohesión social.
No debemos de consentir que los
esfuerzos y avances logrados queden fracturados por la
pésima gestión de un gobierno que en vez de luchar por
defender y garantizar la efectividad de los derechos humanos
prefiere recortar, retroceder y vulnerar en derechos y
dignidad. Todos y todas tenemos derecho por ejemplo, a la
libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. No
debemos de tolerar ni ser partícipes de la transgresión de
los derechos humanos. No caigamos en el miedo de no poder
expresar las propias ideas y criticar las contrarias por
temor a represalias. Luchemos por que la dignidad de
nuestras voces y lucha se escuche y tenga presente.
Es alarmante que el bienestar de
la ciudadanía no cuente con la prioridad que ha de tener
siempre y se encuentre supeditado y presente sólo en los
discursos vacíos, en los mítines electoralistas de fechas
señaladas.
Que el gobierno no dé la
importancia y relevancia que se merecen el derecho a la
salud, a la educación o al sistema de protección social,
entre otros, es señal de fracaso y retroceso en derechos
humanos, es señal de que “las cosas” no se están haciendo
bien y que la dignidad debe abrirse paso entre la
desigualdad proclamándose más fuerte que nunca la defensa de
los derechos humanos, a través de principios universales
como la igualdad y la justicia social.
El camino de los Derechos Humanos
exige ir de la mano de la dignidad y justicia, de la
igualdad y tolerancia para reducir y erradicar las
desigualdades y la exclusión social, desde el respeto por
los Derechos Humanos y sobre todo, por las personas.
Este día, promover los derechos
humanos, denunciar las desigualdades y condenar las diversas
formas de infracciones y violaciones de derechos existentes,
se precisan necesarias pero siempre teniendo en cuenta que
garantizar los derechos Humanos conlleva una atención y
actuación continuista, en la que la principal herramienta es
la educación en igualdad y tolerancia.
La cohesión social y la
asimilación real de los Derechos Humanos, tienen su lucha en
la reivindicación y reclamación de actuaciones regidas en la
oportunidad, en la igualdad, sin distinción de trato. En la
inclusión plena de las personas, en la participación y
promoción social de las personas sin diferencias y en la
inversión en actuaciones e intervenciones que se sustenten
en la tolerancia y la solidaridad.
Desde el MDyC queremos
aprovechar este 10 de diciembre para reclamar líneas de
actuación que apoyen y escuchen las demandas de la
ciudadanía, que dejen atrás los ajustes de caridad y
recortes de derechos y dignidad y que se defiendan y
garanticen más que nunca el ejercicio de los Derechos
Humanos.
|