Tras, a penas, cinco días de campaña comienzan a sucederse
los dimes y diretes entre las diversas opciones. Un hecho
lógico por otra parte debido a la celebración de un debate a
cuatro más centrado en el espectáculo televisivo que en la
mera confrontación de ideas, hecho que, para bien o para
mal, marca el rumbo del proceso electoral.
Sin embargo resulta curioso como
el candidato de Podemos responde a un artículo de Sandra
López, militante de base del PSOE de Ceuta, que en su
artículo no hace sino recordar que ya los socialistas
propusimos modificar la Constitución en 2012. En todo caso
sería más lógico que buscara la confrontación con alguno de
los candidatos que la formación socialista presenta en esta
ocasión. Mohamed Faitah no debe olvidar que el verdadero
enemigo está en la derecha más rancia, si de verdad lo que
se pretende es acabar con las políticas neocons del PP. En
la derecha sí, esa que tan bien se lleva con Juan Luis
Aróstegui y con la Coalición CABALLAS, esa que ha dejado
bajo mínimos el fondo de las pensiones, esa del Gürtel, ese
del “Luis sé fuerte”, esa que ha generado las colas en
sanidad, esa que recorta en educación, esa que no contribuye
en parar los desahucios, esa de la Púnica…
Es cierto que no es un error
exclusivo de Faitah, en el partido socialista también
existen personas que contribuyen a que la izquierda se
constituya como un referente plural y repartido en
compartimentos estanco que lejos de aunar esfuerzos en pos
de los más desfavorecidos se enfrascan en absurdas guerras
intestinas. Por contra, según el CIS la ciudadanía prefiere
el pacto PSOE-Podemos para formar gobierno a partir del
próximo 20D.
Yo tampoco estuve de acuerdo con
cuestiones como modificar el artículo 135 de la Constitución
en su día. Ahora es el propio Partido Socialista Obrero
Español el que reconoce sus errores. Hecho que dignifica aun
más a mis siglas. Pero para ser justos, también, hay que
recordar que todo lo bueno que se ha hecho en este país, a
lo largo de casi 40 años de democracia, lleva la marca PSOE.
Todo esto supone olvidar las
lecciones de vieja política que su padrino le quiere
inculcar. La entrada de fuerzas como Podemos o Ciudadanos
supone que se abra una nueva vía de diálogo y de una
constante búsqueda de consensos en la que todos deberemos
ceder por el bien de esa gente que tan mal lo está pasando
para pagar la factura de la luz, el agua o hacer la compra.
La campaña soñada para el
Partido Popular, mientras Rajoy disfruta de su puro soñando
perpetuarse en la Moncloa o los candidatos ceutíes se pasean
por meriendas para los mayores, el centro de atención es la
confrontación entre los partidos de izquierda. Ahora los
populares se niegan a acudir a rendir cuentas de su nefasta
gestión de lo público a lo largo de estos cuatro años en un
debate, hecho que por desgracia, por cuestiones como esta,
pasa desapercibido.
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