Los partidos políticos que
actualmente están en punta de lanza, si se atiene a la
mayoría de encuestas, de cara a las elecciones generales del
20 de diciembre, participaron en el debate organizado por
A3Media en horario de máxima audiencia, el lunes por la
noche.
PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos se presentaban para un debate
abierto, con preguntas por parte de los moderadores Vicente
Vallés y Ana Pastor, que en muchos casos fueron incisivas,
sin distintición, hay que reconocerlo.
En realidad, el debate fue bastante descafeinado y
rápidamente se comprobó que cada uno iba a lo suyo. Por un
lado, Soraya Sáenz de Santamaría (que sustituía a Mariano
Rajoy), se fajaba con Albert Rivera, el líder de Ciudadanos.
Era evidente que lo consideraba el mayor riesgo para su
cosecha de votos.
De otra parte, Pedro Sánchez hacía lo propio con Pablo
Iglesias, quien -éste último- también podría menguar los
votos socialisas en los próximos comicios.
Hubo un frente común a tres bandas, cuando se presentó el
tema corrupción, en el que todos cerraron filas contra el
Partido Popular.
Lo cierto es que el debate pareció un tanto descafeinado,
con frases tópicas y con momentos de cierto interés, pero
sin que se llegara a desbordar la situación.
La expresión corporal, la dicción, los gestos de los
participantes quizá quedaron más en la memoria colectiva de
los televidentes que el propio mensaje que trasladaban, por
demás ya conocido.
A pesar del revuelo mediático que ha suscitado el debate a
cuatro, lo cierto es que el verdadero debate, el que todo el
mundo espera, es el que enfrentará al candidato del PP,
Mariano Rajoy, y al del PSOE, Pedro Sánchez, en próximas
fechas.
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