Sonoro y vibrante: a Rachid Raha,
reelegido presidente de la 8ª Asamblea Mundial Amazigh el
pasado 29 de noviembre en Ifran (Medio Atlas, Marruecos), el
grito le salió del alma, siendo calurosamente aplaudido: “¡Víva
el pueblo Amazigh!”. La cosa tiene su aquello pues el
concepto de “pueblo” (no confundir -¿o sí? -con “nación”)
tiene su enjundia y desde luego una carga política de largo
recorrido como ya advertí al comentar el congreso el pasado
miércoles 2 de diciembre (dos páginas al completo con sus
fotos), ampliando hoy la información con las siguientes
observaciones:
1. El pueblo amazigh, con una
bimilenaria historia a cuestas, se encuentra hoy repartido
en varias entidades estatales, no solo en el norte de
África.
2. Su lengua, de raíces
protohistóricas, ha logrado sobrevivir al púnico y al latín,
motivo más que suficiente para protegerla e impulsarla como
particularísimo acervo cultural de la humanidad.
3. Si bien existen varias
variantes orales (solo en el vecino país hay tres), se pugna
hoy por desarrollar una grafía propia, el tifinagh, que ha
sido adoptada oficialmente en Marruecos al lado del árabe y
desarrollada por el IRCAM (Instituto Real de Cultura Amazigh).
4. En Túnez y en Argelia, a
excepción de los mozabitas y tuaregs, en la región de la
Kabilia (zona fuertemente colonizada por Francia) se sigue
escribiendo el bereber con caracteres latinos.
5. El pujante movimiento
islamista, de raíces salafies, pretende imponer en todo el
Magreb el árabe como grafía, si bien en Marruecos el Estado
ha optado recientemente (Constitución de 2011) por la
cooficialidad y ello, matiza Raha, “es un hecho
políticamente irreversible, en esto al menos los
conservadores e islamistas han perdido la batalla”.
6. El papel de la mujer, muy
valorado en la cultura amazigh, ha sido fundamental en la
protección, a lo largo del tiempo, de valores y tradiciones.
7. En Argelia y apoyado
oficialmente por Marruecos, ha visto la luz el Movimiento
por la Autodeterminación de la Kabilia (MAK), que en su
último comunicado llamaba a la 8º Asamblea Mundial Amazigh a
“sostener los movimientos de emancipación y de liberación de
los pueblos Amazighs” (sic).
8. Pese a los recientes avances y
a existir formaciones políticas moderadamente berberistas
(caso de los harakíes del Movimiento Popular), el Estado
marroquí se ha cerrado en banda al menos en dos ocasiones
impidiendo la fundación de un partido de raíz netamente
amazigh, la última muy recientemente.
En lo que a España respecta, tres
apuntes históricos y dos de actualidad:
1. Si en la derrota del Reino
Visigodo, 711 de la Era Común, fue determinante la traición
interna (ala witizana del obispo Oppas), el empujón militar
se debió a los combatientes bereberes norteafricanos,
liderados por Tarik.
2. En pleno Medievo, Al Andalus y
parte de los Reinos cristianos fueron invadidos y ocupados
por tropas bereberes de las dinastías, fuertemente
islamizadas, de almorávides (1086-1144) y almohades
(1147-1269), que formaron el llamado “Imperio de las Dos
Orillas y más tarde benimerines o merinidas (1294-1340),
sucesivamente contenidas y finalmente expulsadas de la
Península sobreviviendo solo, hasta 1492, el Reino Nazarí de
Granada (de hecho sultanato o emirato), auxiliado
militarmente desde 1264 por efectivos bereberes.
3. Entre julio y agosto de 1921,
en el transcurso de la Guerra del Rif, los bereberes rifeños
baten a la Comandancia de Melilla, ocasionando al Ejército
español una durísima derrota en Annual.
4. Desde finales de la década de
los 50 y después de pasar por diferentes vicisitudes, se
articula en Canarias un movimiento independentista de
pretendidas raíces guanches, que defiende la berberización
de las Islas y el uso oficial del tamazigh o lengua bereber,
apoyado inicialmente por Argelia y en la actualidad por
Marruecos, si bien de forma encubierta y no oficialmente.
5. Las Canarias no son los únicos
territorios españoles geográficamente africanos, también
están Ceuta y Melilla. Si en la primera son minoritarios,
aunque significativos, los españoles de origen rifeño, el
50% de los melillenses tiene raíces rifeñas lo que, cara al
futuro y a medio plazo, abre la posibilidad de una
capitalidad etnocultural rifeña de nacionalidad española, en
abierta y sana competencia con la histórica capital del Rif
sita en Marruecos, Alhucemas, con un devenir más
constreñido.
Como reflexión final, me atrevería
a decir que el paradigma amazigh (salvando el periodo
colonial) rompió aguas hace veinte años, estando todavía
orgánicamente en una fase primaria pero gozando de buena
salud y sin duda gran proyección de futuro. Al tiempo.
Haya salud. Visto.
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