La cuestión de los debates entre
los candidatos es, esta campaña electoral de cara al 20 de
diciembre, tema candente y recurrente. El hecho de que Rajoy
no haya querido sentarse a debatir con nadie más que con
Pedro Sánchez ha levantado una polvareda política. De hecho,
anoche Rajoy fue sustituido en el debate televisivo a cuatro
por su segunda de a bordo, Soraya Sáez de Santamaría.
Es bueno y coherente que las
distintas fuerzas política propongan debates entre los
candidatos de las distintas comunidades y regiones, para
poder confrontar sus respectivos programas en abierto, ante
todos los ciudadanos. Así también se puede tener una visión
más cercana, más directa, de quién es cada uno de ellos y
qué valía tienen a nivel político dando la cara, sin
tapujos.
Podemos criticó ayer con dureza
que el Partido Popular en Ceuta no se siente a debatir en la
televisión pública con fuerzas políticas como este nuevo
partido. Dijeron que se ha impuesto la “norma” dictada por
Mariano Rajoy. Hicieron también extensiva su crítica a
Ciudadanos, de quien dice que candidatos a senadores se
niega a debatir con los de Podemos.
Encomiable la crítica y la
iniciativa, salvo por un pequeño detalle. EL PUEBLO lleva
más de tres semanas esperando siquiera una respuesta por
parte del candidato de Podemos al Congreso de los Diputados,
Mohamed Faitah, para realizar una entrevista. Ni siquiera se
ha dignado a contestar. Desaparecido en combate. Quizá esté
siguiendo la “norma” que ya impuso con este medio su
compañero de aventuras, Juan Luis Aróstegui, quien en las
municipales, al igual que su compañero Mohamed Alí, también
se negó a ello. De manera que debería aplicarse su propia
medicina y evitar la demagogia barata.
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