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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE DICIEMBRE DE 2015

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Puntualizaciones a mi artículo

Por Jesús González Álvarez


Como nada viene de nada, todo tiene antecedentes, en base a ellos voy a hacer las siguientes puntualizaciones a mi artículo publicado el viernes pasado en este periódico. A saber:

A.- El 23 de octubre de este año, El Pueblo publicó extractos de la tesis doctoral del doctorando Jorge Luis Loureiro Soto, titulada “Los conflictos por Ceuta y Melilla: 600 años de controversias”, de la cual extraemos el siguiente párrafo:

“Por otra parte, se plantean sendas hipótesis que deberían servir para que se realizara una profunda reflexión sobre la situación de estas dos ciudades: La primera es la siguiente: Aunque desde la conquista de Ceuta en 1415 y la ocupación de Melilla en 1497 ambas han sido plazas avanzadas de la cristiandad en territorio del islam, Ceuta y Melilla se están transformando paulatinamente en dos ciudades islámicas enclavadas en Occidente. Si esto fuera así, el islam estaría en condiciones de reconquistar estas dos ciudades –al menos en cierto sentido– y no lo están haciendo mediante la guerra, sino en virtud de la demografía (1), y lo estaría haciendo, además, pacíficamente. Esto se debe a que, en las últimas décadas, se ha establecido en ellas un grupo étnico de origen marroquí y religión musulmana que, con el paso del tiempo, ha adquirido la nacionalidad española (2) y pronto constituirá la gran mayoría de su población, relegando al grupo étnico de origen peninsular a un segundo plano –al menos, en el ámbito demográfico–.”

NOTAS:

1.- Evolución de la población musulmana en Ceuta: Fuente Francisco Olivencia.

1940 – 7,5% ; 1960 – 11% ; 1985 – 21% ; 1993 – 25% ; 2015 – Estimada, al menos, en 50%.

Se entiende por demografía la evolución histórica de una población atendiendo a los nacimientos y a los asentamientos.

2.- a) Dionisio García Flórez, en “Ceuta y Melilla. Cuestión de Estado”. En la pág. 218, se lee: “El proceso de la concesión de la documentación española es irregular y en cierto modo caótico. Mientras a que los poseedores de la tarjeta de estadística se les otorga casi inmediatamente el DNI español, otros necesitan justificar su residencia en Melilla, a veces tan solo con el recibo de la luz. Se produce una cantidad ingente de demandas, no ya solo por parte de los musulmanes residentes en Melilla, sino de otros provenientes de Marruecos que se apuntan de este modo a las listas. De todo esto surge la inevitable picaresca y corrupción: Han sido varios los casos de corrupción denunciados en la concesión de documentación española a veces hasta barajándose los precios de 250.000 a 300.000 pesetas por un DNI. Ante la presión popular y política se dieron muchas documentaciones sin justificación, dándose ahora el caso de personas que poseen la documentación española y marroquí. Incluso se da el hecho de vecinos de Melilla que son alcaldes de pueblos de Marruecos. Esta entrega en masa está en el origen de enfrentamientos entre la población y recelos entre el resto de los colectivos de Melilla.”

b) Francisco Olivencia : “No quiero que otros terminen con Ceuta”, El Faro, 14.04.2013, escribe: “Siendo comandante general de delegado del Gobierno el general Gutiérrez Mellado (en vida de Franco) una señora ceutí le expuso su preocupación ante la invasión que por aquel entonces ya empezaba a sufrirse, y la respuesta que obtuvo fue tajante: ‘A ver si os dais cuenta de que os tenéis que acostumbrar a convivir con ellos’. ¿Era, pues, se pregunta Olivencia, una política preconcebida? Eso queda en el aire. Allá por 1981, como diputado, intenté trasladar a un ministro del Gabinete presidido entonces por Leopoldo Calvo Sotelo la misma preocupación, y me contestó: ‘¡Pues qué va a haber en Ceuta, sino moros!’, concluye Olivencia”. “Años después, oí a un alto representante del SUP explicar cómo había logrado, a base de insistencia, cumplir el mandato recibido desde la Delegación del Gobierno, en la segunda mitad de los 80 (época de las masivas nacionalizaciones) hasta vencer la resistencia de un significado promarroquí residente en Ceuta, para que aceptase el DNI. ¿A que se debió tanto empeño, se pregunta Olivencia?”. “Por aquellas fechas mi mujer –continúa Olivencia– presenció en el Registro Civil el juramento de una marroquí, preceptivo para obtener la nacionalidad española, y al ver que necesitaba intérprete, manifestó su extrañeza, recordando la norma constitucional que exige a todos los españoles conocer el castellano. Mientras que la joven que hacía de intérprete la llamaba “racista” (¡cómo no!), el funcionario de turno le espetó: “¡Cállese, señora, esto es política!”. Olivencia acaba preguntándose “¿Qué política? ¿Por qué?”

Se ve meridianamente claro que esa sustitución demográfica de la que habla el doctorando Loureiro Soto en su tesis viene de lejos. Viene de la ineptitud y dejadez de los políticos que nos han gobernado, del asentamiento de marroquíes en nuestras ciudades (con la concesión de nacionalidades) y, cómo no, de la demografía, ya sea por nacimientos o por asentamientos.

B) Se ha comprobado que el alcalde Vivas no estaba dispuesto a conmemorar en Ceuta el VI Centenario de la conquista porque ningún partido de la oposición estaba dispuesto a ello. Como es sabido, suspendió la subvención de 70.000 euros, cesó a su presidente, señor Fortes, y, por fin, laminó la Fundación. Acto seguido se sacó de la manga una Asociación Multicultural en la que estaban representados todos los partidos, prebostes religiosos y asociaciones culturales como Luna Blanca y al-Idrissi. Inmediatamente, Luna Blanca y al-Idrissi hicieron pública una nota en la que advertían de que de ningún modo iban a celebrar la llegada de los portugueses. La citada Asociación murió apenas nacida. De ella nunca más se supo. Visto lo visto, el alcalde Vivas se negó en redondo a institucionalizar el VI Centenario. Pero -¡un momento!- asistió aquí en Ceuta al sexto Centenario de la llamada Virgen Portuguesiña, en el Valle. Y, la semana pasada, en Lisboa, esta vez sí, “conmemoró” el VI Centenario inaugurando la exposición “Lisboa 1415 Ceuta: historia de dos ciudades”. Habló excelencias del VI Centenario, de la llegada de los portugueses, y lo que nos dejaron y lo que les debemos. Pero, aquí en Ceuta, entró por donde la comunidad islámica le señaló y eso fue todo. Decir lo contrario sería engañarse. Así que ya conocen su punto débil.

C) La señora Fátima Hamed escribió el 30 de septiembre, martes, de 2014, un artículo aquí en El Pueblo titulado “Celebrar la barbarie”. En él se recogen afirmaciones que en este momento cobran un interés inusitado. He aquí el comienzo del segundo párrafo: “Una fundación (Crisol) absolutamente desacertada e inapropiada que persigue preparar los actos con los que algunos de sus afines, los más radicales, puedan regocijarse en 2015 de la destructiva llegada de los lusos”. No voy a reproducir aquí los calificativos que la llegada de los portugueses le merece a la señora Hamed. Según la señora Hamed, yo soy un “radical” porque deseaba que el alcalde Vivas conmemorara el VI Centenario de la conquista. Y como yo, supongo, que en Ceuta habría miles de “radicales” que querían celebrar el tan traído Centenario. Más aún, pudiera ser que de esos “radicales” miles de ellos sean cristianos y, sin embargo, no he acertado a oír por ningún lado hablar de “cristianofobia”, tal vez porque dejamos que las opiniones fluyan y la libertad de expresión no sea coartada. O, quizá, porque no nos sentimos víctimas de nada y, por ende, no practicamos el victimismo, y no vemos fantasmas donde no los hay. En su escrito, la Diputada Hamed muestra claramente su disgusto y enojo por la celebración de la conquista portuguesa, además con palabras gruesas: “barbarie”, “tamaña masacre”, “destrucción”, “matanza”, etcétera. Si ahí no se refleja su enojo y su disgusto y su nerviosismo por todo lo que se refiera a la conquista y la celebración, pues, que me lo expliquen.

No oculto que leo los artículos que la señora Hamed escribe, y por eso sé de sus opiniones. Resulta que la señora Hamed siempre ha predicado que las listas para las elecciones a la Asamblea ceutí deberían reflejar la variedad, la pluralidad o la multiculturalidad, como se quiera decir, del tejido social ceutí. Sin embargo, fue una monumental sorpresa que en la lista de MDyC a las últimas elecciones a la Asamblea ceutí tan solo había musulmanes. No reflejaban la pluralidad del tejido social tal y como la señora Hamed solía predicar. Todo lo contrario sucedió con las listas del PSOE, Caballas, PP y Ciudadano (y ahora Podemos para las generales). De ahí que en mi escrito del viernes mostrara mi sorpresa usando la misma palabra que ella usó en su escrito del 30 de septiembre: “radical”: “Radicalización y rigorismo islámicos”. Sin embargo, Caballas y MDyC han sacado a pasear palabras, tales como, “islamofobia”, “racismo”, “incendiario” y que un ciudadano anónimo sin ninguna vinculación política pudiera romper la convivencia. Si la señora Hamed no pudo romper la convivencia calificándonos de “radicales” a quienes deseábamos la celebración del centenario, teniendo como tiene un notabilísimo predicamento en la sociedad ceutí, yo, un ciudadano anónimo, ¿cómo podría romper la convivencia aquí en Ceuta, una ciudad de 86.000 persona? Es grotesco, señora Hamed. No tiene por dónde cogerse esa afirmación. Salvo que se hubiera desatado un tsunami de mil demonios debido al manoseado victimismo que hace que se vean fantasmas donde no los hay. De todas formas, para acabar con este enojoso apartado, si la señora Hamed se ha sentido agraviada, afrentada, por haber usado la expresión “Radicalización y rigorismo islámicos”, no me duelen prendas en retirarla desde este mismo instante. Considere que no se ha escrito, señora Hamed.

En la vieja Universidad había un adagio que decía: “Si entras en la Universidad, que la Universidad entre en ti”. Con esto quiero hacer alusión que la señora Hamed (y no solo ella) en su paso por la Universidad habrá tenido que habérselas con textos grotesco, irónicos, humorísticos, jocosos, etcétera, aplicados a personajes, a colectivos de todo tipo, políticos, religiosos, culturales, deportivos, etcétera. Pues bien, en mi escrito se deslizaba, en la última parte, cierta ironía al hacer alusión a “laminaría si pudiera esas murallas renacentistas”. He leído que alguien ha escrito que yo deseaba echar abajo un vestigio tal como las murallas. Seamos serios, señora Hamed, en una democracia madura cabe la ironía y como tal se interpreta y lo que no se entiende demasiado bien son los victimismos de cualquier clase y el sentirse perseguido por alguna causa que solo el interesado puede ver.

Para finalizar, señora Hamed, insisto en que en mi escrito no hubo, quiero creer, acritud, sí, cierta ironía (también en el título del artículo) y descripción, por eso, le repito que si se ha sentido agraviada en algún momento no hubo en mí ánimo de molestarla. Por mi parte, en abosluto, me he sentido molestado por calificarme de “radical”, por ser proclive a la celebración del VI Centenario. Eso sí, seguiré leyéndola.
 

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