Como nada viene de nada, todo tiene antecedentes, en base a
ellos voy a hacer las siguientes puntualizaciones a mi
artículo publicado el viernes pasado en este periódico. A
saber:
A.- El 23 de octubre de este año,
El Pueblo publicó extractos de la tesis doctoral del
doctorando Jorge Luis Loureiro Soto, titulada “Los
conflictos por Ceuta y Melilla: 600 años de controversias”,
de la cual extraemos el siguiente párrafo:
“Por otra parte, se plantean
sendas hipótesis que deberían servir para que se realizara
una profunda reflexión sobre la situación de estas dos
ciudades: La primera es la siguiente: Aunque desde la
conquista de Ceuta en 1415 y la ocupación de Melilla en 1497
ambas han sido plazas avanzadas de la cristiandad en
territorio del islam, Ceuta y Melilla se están transformando
paulatinamente en dos ciudades islámicas enclavadas en
Occidente. Si esto fuera así, el islam estaría en
condiciones de reconquistar estas dos ciudades –al menos en
cierto sentido– y no lo están haciendo mediante la guerra,
sino en virtud de la demografía (1), y lo estaría haciendo,
además, pacíficamente. Esto se debe a que, en las últimas
décadas, se ha establecido en ellas un grupo étnico de
origen marroquí y religión musulmana que, con el paso del
tiempo, ha adquirido la nacionalidad española (2) y pronto
constituirá la gran mayoría de su población, relegando al
grupo étnico de origen peninsular a un segundo plano –al
menos, en el ámbito demográfico–.”
NOTAS:
1.- Evolución de la población
musulmana en Ceuta: Fuente Francisco Olivencia.
1940 – 7,5% ; 1960 – 11% ; 1985 –
21% ; 1993 – 25% ; 2015 – Estimada, al menos, en 50%.
Se entiende por demografía la
evolución histórica de una población atendiendo a los
nacimientos y a los asentamientos.
2.- a) Dionisio García Flórez, en
“Ceuta y Melilla. Cuestión de Estado”. En la pág. 218, se
lee: “El proceso de la concesión de la documentación
española es irregular y en cierto modo caótico. Mientras a
que los poseedores de la tarjeta de estadística se les
otorga casi inmediatamente el DNI español, otros necesitan
justificar su residencia en Melilla, a veces tan solo con el
recibo de la luz. Se produce una cantidad ingente de
demandas, no ya solo por parte de los musulmanes residentes
en Melilla, sino de otros provenientes de Marruecos que se
apuntan de este modo a las listas. De todo esto surge la
inevitable picaresca y corrupción: Han sido varios los casos
de corrupción denunciados en la concesión de documentación
española a veces hasta barajándose los precios de 250.000 a
300.000 pesetas por un DNI. Ante la presión popular y
política se dieron muchas documentaciones sin justificación,
dándose ahora el caso de personas que poseen la
documentación española y marroquí. Incluso se da el hecho de
vecinos de Melilla que son alcaldes de pueblos de Marruecos.
Esta entrega en masa está en el origen de enfrentamientos
entre la población y recelos entre el resto de los
colectivos de Melilla.”
b) Francisco Olivencia : “No
quiero que otros terminen con Ceuta”, El Faro, 14.04.2013,
escribe: “Siendo comandante general de delegado del Gobierno
el general Gutiérrez Mellado (en vida de Franco) una señora
ceutí le expuso su preocupación ante la invasión que por
aquel entonces ya empezaba a sufrirse, y la respuesta que
obtuvo fue tajante: ‘A ver si os dais cuenta de que os
tenéis que acostumbrar a convivir con ellos’. ¿Era, pues, se
pregunta Olivencia, una política preconcebida? Eso queda en
el aire. Allá por 1981, como diputado, intenté trasladar a
un ministro del Gabinete presidido entonces por Leopoldo
Calvo Sotelo la misma preocupación, y me contestó: ‘¡Pues
qué va a haber en Ceuta, sino moros!’, concluye Olivencia”.
“Años después, oí a un alto representante del SUP explicar
cómo había logrado, a base de insistencia, cumplir el
mandato recibido desde la Delegación del Gobierno, en la
segunda mitad de los 80 (época de las masivas
nacionalizaciones) hasta vencer la resistencia de un
significado promarroquí residente en Ceuta, para que
aceptase el DNI. ¿A que se debió tanto empeño, se pregunta
Olivencia?”. “Por aquellas fechas mi mujer –continúa
Olivencia– presenció en el Registro Civil el juramento de
una marroquí, preceptivo para obtener la nacionalidad
española, y al ver que necesitaba intérprete, manifestó su
extrañeza, recordando la norma constitucional que exige a
todos los españoles conocer el castellano. Mientras que la
joven que hacía de intérprete la llamaba “racista” (¡cómo
no!), el funcionario de turno le espetó: “¡Cállese, señora,
esto es política!”. Olivencia acaba preguntándose “¿Qué
política? ¿Por qué?”
Se ve meridianamente claro que esa
sustitución demográfica de la que habla el doctorando
Loureiro Soto en su tesis viene de lejos. Viene de la
ineptitud y dejadez de los políticos que nos han gobernado,
del asentamiento de marroquíes en nuestras ciudades (con la
concesión de nacionalidades) y, cómo no, de la demografía,
ya sea por nacimientos o por asentamientos.
B) Se ha comprobado que el alcalde
Vivas no estaba dispuesto a conmemorar en Ceuta el VI
Centenario de la conquista porque ningún partido de la
oposición estaba dispuesto a ello. Como es sabido, suspendió
la subvención de 70.000 euros, cesó a su presidente, señor
Fortes, y, por fin, laminó la Fundación. Acto seguido se
sacó de la manga una Asociación Multicultural en la que
estaban representados todos los partidos, prebostes
religiosos y asociaciones culturales como Luna Blanca y al-Idrissi.
Inmediatamente, Luna Blanca y al-Idrissi hicieron pública
una nota en la que advertían de que de ningún modo iban a
celebrar la llegada de los portugueses. La citada Asociación
murió apenas nacida. De ella nunca más se supo. Visto lo
visto, el alcalde Vivas se negó en redondo a
institucionalizar el VI Centenario. Pero -¡un momento!-
asistió aquí en Ceuta al sexto Centenario de la llamada
Virgen Portuguesiña, en el Valle. Y, la semana pasada, en
Lisboa, esta vez sí, “conmemoró” el VI Centenario
inaugurando la exposición “Lisboa 1415 Ceuta: historia de
dos ciudades”. Habló excelencias del VI Centenario, de la
llegada de los portugueses, y lo que nos dejaron y lo que
les debemos. Pero, aquí en Ceuta, entró por donde la
comunidad islámica le señaló y eso fue todo. Decir lo
contrario sería engañarse. Así que ya conocen su punto
débil.
C) La señora Fátima Hamed escribió
el 30 de septiembre, martes, de 2014, un artículo aquí en El
Pueblo titulado “Celebrar la barbarie”. En él se recogen
afirmaciones que en este momento cobran un interés
inusitado. He aquí el comienzo del segundo párrafo: “Una
fundación (Crisol) absolutamente desacertada e inapropiada
que persigue preparar los actos con los que algunos de sus
afines, los más radicales, puedan regocijarse en 2015 de la
destructiva llegada de los lusos”. No voy a reproducir aquí
los calificativos que la llegada de los portugueses le
merece a la señora Hamed. Según la señora Hamed, yo soy un
“radical” porque deseaba que el alcalde Vivas conmemorara el
VI Centenario de la conquista. Y como yo, supongo, que en
Ceuta habría miles de “radicales” que querían celebrar el
tan traído Centenario. Más aún, pudiera ser que de esos
“radicales” miles de ellos sean cristianos y, sin embargo,
no he acertado a oír por ningún lado hablar de “cristianofobia”,
tal vez porque dejamos que las opiniones fluyan y la
libertad de expresión no sea coartada. O, quizá, porque no
nos sentimos víctimas de nada y, por ende, no practicamos el
victimismo, y no vemos fantasmas donde no los hay. En su
escrito, la Diputada Hamed muestra claramente su disgusto y
enojo por la celebración de la conquista portuguesa, además
con palabras gruesas: “barbarie”, “tamaña masacre”,
“destrucción”, “matanza”, etcétera. Si ahí no se refleja su
enojo y su disgusto y su nerviosismo por todo lo que se
refiera a la conquista y la celebración, pues, que me lo
expliquen.
No oculto que leo los artículos
que la señora Hamed escribe, y por eso sé de sus opiniones.
Resulta que la señora Hamed siempre ha predicado que las
listas para las elecciones a la Asamblea ceutí deberían
reflejar la variedad, la pluralidad o la multiculturalidad,
como se quiera decir, del tejido social ceutí. Sin embargo,
fue una monumental sorpresa que en la lista de MDyC a las
últimas elecciones a la Asamblea ceutí tan solo había
musulmanes. No reflejaban la pluralidad del tejido social
tal y como la señora Hamed solía predicar. Todo lo contrario
sucedió con las listas del PSOE, Caballas, PP y Ciudadano (y
ahora Podemos para las generales). De ahí que en mi escrito
del viernes mostrara mi sorpresa usando la misma palabra que
ella usó en su escrito del 30 de septiembre: “radical”:
“Radicalización y rigorismo islámicos”. Sin embargo,
Caballas y MDyC han sacado a pasear palabras, tales como, “islamofobia”,
“racismo”, “incendiario” y que un ciudadano anónimo sin
ninguna vinculación política pudiera romper la convivencia.
Si la señora Hamed no pudo romper la convivencia
calificándonos de “radicales” a quienes deseábamos la
celebración del centenario, teniendo como tiene un
notabilísimo predicamento en la sociedad ceutí, yo, un
ciudadano anónimo, ¿cómo podría romper la convivencia aquí
en Ceuta, una ciudad de 86.000 persona? Es grotesco, señora
Hamed. No tiene por dónde cogerse esa afirmación. Salvo que
se hubiera desatado un tsunami de mil demonios debido al
manoseado victimismo que hace que se vean fantasmas donde no
los hay. De todas formas, para acabar con este enojoso
apartado, si la señora Hamed se ha sentido agraviada,
afrentada, por haber usado la expresión “Radicalización y
rigorismo islámicos”, no me duelen prendas en retirarla
desde este mismo instante. Considere que no se ha escrito,
señora Hamed.
En la vieja Universidad había un
adagio que decía: “Si entras en la Universidad, que la
Universidad entre en ti”. Con esto quiero hacer alusión que
la señora Hamed (y no solo ella) en su paso por la
Universidad habrá tenido que habérselas con textos grotesco,
irónicos, humorísticos, jocosos, etcétera, aplicados a
personajes, a colectivos de todo tipo, políticos,
religiosos, culturales, deportivos, etcétera. Pues bien, en
mi escrito se deslizaba, en la última parte, cierta ironía
al hacer alusión a “laminaría si pudiera esas murallas
renacentistas”. He leído que alguien ha escrito que yo
deseaba echar abajo un vestigio tal como las murallas.
Seamos serios, señora Hamed, en una democracia madura cabe
la ironía y como tal se interpreta y lo que no se entiende
demasiado bien son los victimismos de cualquier clase y el
sentirse perseguido por alguna causa que solo el interesado
puede ver.
Para finalizar, señora Hamed,
insisto en que en mi escrito no hubo, quiero creer, acritud,
sí, cierta ironía (también en el título del artículo) y
descripción, por eso, le repito que si se ha sentido
agraviada en algún momento no hubo en mí ánimo de
molestarla. Por mi parte, en abosluto, me he sentido
molestado por calificarme de “radical”, por ser proclive a
la celebración del VI Centenario. Eso sí, seguiré leyéndola.
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