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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 2 DE DICIEMBRE DE 2015

 

OPINIÓN / SNIPER

Lecturas del Estado Islámico (EI), VII
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Siguiendo con la saga de referencias bibliográficas, publicadas entre el 1 y el 7 de junio, así como el 30 de octubre, comentamos hoy la última publicación del periodista Javier Martin, delegado de la Agencia Efe en el norte de África y profesional acreditado con gran experiencia de campo, a veces polémica e incluso sesgada (caso concreto de Israel versus Palestina), en el avispero mediático de Oriente Medio.

Ya con tres ediciones (marzo, abril y junio de 2015), a lo largo de 151 páginas el autor da un repaso a lo que no duda en definir, a mi juicio correctamente, como “Geopolítica del caos”, prestando especial atención tanto a las tensiones intrínsecas al Islam (dualidad sunnismo-shiísmo) como al papel de acelerador del conflicto que presenta, en líneas generales, la política occidental.

Martin no duda en fustigar las “deficientes y represivas políticas de inmigración” europeas, mostrando simpatías por, a su juicio, “aquellos musulmanes excluidos, social, cultural y económicamente, en países como el Reino Unido, Bélgica, Francia o España” (sic), en el marco de un controvertido discurso políticamente correcto y que hará las delicias de algunas almas bienpensantes.

En cuanto al Estado Islámico (EI o Daesh en su acrónimo árabe), autoproclamado el 29 de junio de 2014, el autor demuestra su valía (es licenciado en filología árabe y hebrea) señalando que, además de ser mucho más que un simple movimiento terrorista, se proyecta como “Una entidad estatal que se rebela contra las fronteras trazadas por las potencias coloniales en el siglo XX” y, siguiendo a S. Laurent (reputado experto en movimientos yihadistas), advierte correctamente que “detrás del árbol de la mediática brutalidad de los asesinatos en nombre del nuevo califa” (Ibrahim Awwad Ibrahim Ali al Badri al Samarayi, o Abu Bakr el Bagdadi para Occidente y sus aliados musulmanes), “se esconde el bosque de un Estado militarizado, bien estructurado, mejor financiado y que ofrece servicios sociales básicos que las dictaduras y reinos árabe-musulmanes (y los regímenes que en algunos casos le han sucedido) han eludido prestar a sus ciudadanos”.

Mal que nos pese, las cosas como son: el llamemos “Estado Islámico” (EI) está firmemente asentado, controlando un territorio, una administración y una población, que controla absolutamente, configurándose como actor protoestatal.

Este peculiar Estado dirigido con mano de hierro, con unas saneadas y eficaces finanzas, conforma una realidad política a la que debemos enfrentarnos de una forma polivalente y no con las habituales herramientas con las que se combaten los movimientos terroristas al uso, Al Qaeda incluido. Estado Islámico (EI) es diferente, algo más y eso lo describe con maestría Javier Martin. quién además apunta con lucidez las diferencias, más tácticas y estratégicas que ideológicas, entre ambas organizaciones terroristas (Al Qaeda versus EI).

Por otro lado Martin da un repaso a las guerras de Afganistán e Irak, así como de Siria, explicando en esta última el papel de Hizbulá (el libanés Partido de Dios), sostenido por la República Islámica de Irán, abiertamente enfrentada a Arabia Saudí cuyo sistema axiológico y normativo (asentado sobre el wahabismo hambalí) inspira, de algún modo, la sharia o ley islámica aplicada implacablemente por el Estado Islámico (EI), sin olvidarse del dividido movimiento kurdo.

También siguiendo fuentes occidentales debidamente contrastadas, Martin se hace eco de lo que ya es un secreto a voces en la comunidad de inteligencia y que apunta al, cuando menos, dudoso papel de Turquía, en román paladino: Ankara podría “hacer algo más” para cortarle las alas al Estado Islámico (EI), a la vez que apunta al inquietante papel desempeñado por Qatar, a mi juicio el gran “tapado” en el conflicto.

Sobre el conflicto sirio, “ese inmenso charco de sangre”, Martin lo explica en boca de Ignacio Álvarez Osorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante: “En mi opinión hemos llegado a la guerra civil tanto por la violencia de un régimen impermeable a las reformas como por la intervención de las potencias regionales con Arabia Saudí e Irán a la cabeza, pero también un papel muy activo de Qatar y Turquía”.

Si el dinero es el nervio de la guerra (y ésta va para muy largo), “avanzado 2015” (explica Martin) “las finanzas califales parecen robustas y saludables” y “el crudo es todavía la principal fuente de ingresos de EI”. Un petróleo de contrabando, el de Estado Islámico, que ha hecho millonaria a la familia del premier turco, el protogolpista Erdogán y enriquecido las arcas de su formación islamista, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD o AKP), no confundir con su homólogo marroquí. Para vergüenza de Occidente pues Turquía es, sobre el papel, un aliado de la OTAN...

Un libro, sin duda, valioso y de referencia aunque se echan de menos notas y, sobre todo, bibliografía.

Haya salud. Visto.

manteniendo en esta columna, en la génesis y desarrollo del yihadismo terrorista es preciso separar las causas endógenas o primarias, de las exógenas o secundarias. Entre las primeras, el autor advierte con agudeza cómo “El mundo musulmán o al menos su corazón en Oriente Medio, se encuentra al filo de explotar en una confrontación sectaria entre suníes y chiíes que puede llegar a ser tan grande, larga y violenta, como lo fueron las guerras religiosas entre católicos y protestantes en la Europa de los siglos XVI y XVII”. Y en este apartado Dyer aporta un dato muy preocupante, basado en un vanguardista estudio académico del Centro de Investigación Pew de 2012: “El 40% de los palestinos suníes, el 50% de los suníes marroquíes y el 53% de los suníes egipcios, declara que los chiíes no son musulmanes”. Tomen nota del dato de Marruecos, algo poco conocido y que no hace tanto proclamaba el jeque salafista Mohamed Fizazi, imam al fente de una conocida mezquita tangerina tras ser indultado y hacer las paces con el Majzén: “Los chiies no son musulmanes” (sic), Tal cual. Más aun: en Marruecos la literatura religiosa chií está prohibida.

En el orden mesiánico y escatológico (un análisis fundamental para intentar entender lo que está pasando y lo que está en juego), Gwynne Dyer es lapidario: “Los miembros de ISIS (Estado Islámico) tan solo quieren que el Apocalipsis se cumpla al pie de la letra y a corto plazo”.

En definitiva y en palabras del autor, “este libro tendrá que conseguir varios objetivos si consigo llevarlo a buen puerto. Primero, explicará por qué el mundo musulmán y en particular el mundo árabe, se ha convertido en la capital mundial del terrorismo (la gran mayoría de las víctimas también son musulmanes, sobre todo árabes). Segundo, explicará como funciona el terrorismo, es decir, cómo consigue normalmente (no siempre) acercar a aquellos que utilizan sus tácticas al cumplimiento de sus objetivos. Tercero, seguirá la evolución de las estrategias y organizaciones terroristas en el mundo árabe, puesto que ambas han ido mutando con el tiempo. Finalmente, ofrecerá algunas ideas sobre lo que deberíamos hacer con la amenaza terrorista”.

Para este escribano del limes, Gwinne Dyeer ha escrito uno de los mejores libros, didáctico a la par que sugerente, sobre este peligrosísimo fenómeno de preocupante y perversa actualidad: el terrorismo de Estado Islámico (EI/Daesh).

Haya salud. Visto.
 

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