Siguiendo con la saga de
referencias bibliográficas, publicadas entre el 1 y el 7 de
junio, así como el 30 de octubre, comentamos hoy la última
publicación del periodista Javier Martin, delegado de la
Agencia Efe en el norte de África y profesional acreditado
con gran experiencia de campo, a veces polémica e incluso
sesgada (caso concreto de Israel versus Palestina), en el
avispero mediático de Oriente Medio.
Ya con tres ediciones (marzo,
abril y junio de 2015), a lo largo de 151 páginas el autor
da un repaso a lo que no duda en definir, a mi juicio
correctamente, como “Geopolítica del caos”, prestando
especial atención tanto a las tensiones intrínsecas al Islam
(dualidad sunnismo-shiísmo) como al papel de acelerador del
conflicto que presenta, en líneas generales, la política
occidental.
Martin no duda en fustigar las
“deficientes y represivas políticas de inmigración”
europeas, mostrando simpatías por, a su juicio, “aquellos
musulmanes excluidos, social, cultural y económicamente, en
países como el Reino Unido, Bélgica, Francia o España”
(sic), en el marco de un controvertido discurso
políticamente correcto y que hará las delicias de algunas
almas bienpensantes.
En cuanto al Estado Islámico (EI o
Daesh en su acrónimo árabe), autoproclamado el 29 de junio
de 2014, el autor demuestra su valía (es licenciado en
filología árabe y hebrea) señalando que, además de ser mucho
más que un simple movimiento terrorista, se proyecta como
“Una entidad estatal que se rebela contra las fronteras
trazadas por las potencias coloniales en el siglo XX” y,
siguiendo a S. Laurent (reputado experto en movimientos
yihadistas), advierte correctamente que “detrás del árbol de
la mediática brutalidad de los asesinatos en nombre del
nuevo califa” (Ibrahim Awwad Ibrahim Ali al Badri al
Samarayi, o Abu Bakr el Bagdadi para Occidente y sus aliados
musulmanes), “se esconde el bosque de un Estado
militarizado, bien estructurado, mejor financiado y que
ofrece servicios sociales básicos que las dictaduras y
reinos árabe-musulmanes (y los regímenes que en algunos
casos le han sucedido) han eludido prestar a sus
ciudadanos”.
Mal que nos pese, las cosas como
son: el llamemos “Estado Islámico” (EI) está firmemente
asentado, controlando un territorio, una administración y
una población, que controla absolutamente, configurándose
como actor protoestatal.
Este peculiar Estado dirigido con
mano de hierro, con unas saneadas y eficaces finanzas,
conforma una realidad política a la que debemos enfrentarnos
de una forma polivalente y no con las habituales
herramientas con las que se combaten los movimientos
terroristas al uso, Al Qaeda incluido. Estado Islámico (EI)
es diferente, algo más y eso lo describe con maestría Javier
Martin. quién además apunta con lucidez las diferencias, más
tácticas y estratégicas que ideológicas, entre ambas
organizaciones terroristas (Al Qaeda versus EI).
Por otro lado Martin da un repaso
a las guerras de Afganistán e Irak, así como de Siria,
explicando en esta última el papel de Hizbulá (el libanés
Partido de Dios), sostenido por la República Islámica de
Irán, abiertamente enfrentada a Arabia Saudí cuyo sistema
axiológico y normativo (asentado sobre el wahabismo hambalí)
inspira, de algún modo, la sharia o ley islámica aplicada
implacablemente por el Estado Islámico (EI), sin olvidarse
del dividido movimiento kurdo.
También siguiendo fuentes
occidentales debidamente contrastadas, Martin se hace eco de
lo que ya es un secreto a voces en la comunidad de
inteligencia y que apunta al, cuando menos, dudoso papel de
Turquía, en román paladino: Ankara podría “hacer algo más”
para cortarle las alas al Estado Islámico (EI), a la vez que
apunta al inquietante papel desempeñado por Qatar, a mi
juicio el gran “tapado” en el conflicto.
Sobre el conflicto sirio, “ese
inmenso charco de sangre”, Martin lo explica en boca de
Ignacio Álvarez Osorio, profesor de Estudios Árabes e
Islámicos de la Universidad de Alicante: “En mi opinión
hemos llegado a la guerra civil tanto por la violencia de un
régimen impermeable a las reformas como por la intervención
de las potencias regionales con Arabia Saudí e Irán a la
cabeza, pero también un papel muy activo de Qatar y
Turquía”.
Si el dinero es el nervio de la
guerra (y ésta va para muy largo), “avanzado 2015” (explica
Martin) “las finanzas califales parecen robustas y
saludables” y “el crudo es todavía la principal fuente de
ingresos de EI”. Un petróleo de contrabando, el de Estado
Islámico, que ha hecho millonaria a la familia del premier
turco, el protogolpista Erdogán y enriquecido las arcas de
su formación islamista, el Partido de la Justicia y el
Desarrollo (PJD o AKP), no confundir con su homólogo
marroquí. Para vergüenza de Occidente pues Turquía es, sobre
el papel, un aliado de la OTAN...
Un libro, sin duda, valioso y de
referencia aunque se echan de menos notas y, sobre todo,
bibliografía.
Haya salud. Visto.
manteniendo en esta columna, en la
génesis y desarrollo del yihadismo terrorista es preciso
separar las causas endógenas o primarias, de las exógenas o
secundarias. Entre las primeras, el autor advierte con
agudeza cómo “El mundo musulmán o al menos su corazón en
Oriente Medio, se encuentra al filo de explotar en una
confrontación sectaria entre suníes y chiíes que puede
llegar a ser tan grande, larga y violenta, como lo fueron
las guerras religiosas entre católicos y protestantes en la
Europa de los siglos XVI y XVII”. Y en este apartado Dyer
aporta un dato muy preocupante, basado en un vanguardista
estudio académico del Centro de Investigación Pew de 2012:
“El 40% de los palestinos suníes, el 50% de los suníes
marroquíes y el 53% de los suníes egipcios, declara que los
chiíes no son musulmanes”. Tomen nota del dato de Marruecos,
algo poco conocido y que no hace tanto proclamaba el jeque
salafista Mohamed Fizazi, imam al fente de una conocida
mezquita tangerina tras ser indultado y hacer las paces con
el Majzén: “Los chiies no son musulmanes” (sic), Tal cual.
Más aun: en Marruecos la literatura religiosa chií está
prohibida.
En el orden mesiánico y
escatológico (un análisis fundamental para intentar entender
lo que está pasando y lo que está en juego), Gwynne Dyer es
lapidario: “Los miembros de ISIS (Estado Islámico) tan solo
quieren que el Apocalipsis se cumpla al pie de la letra y a
corto plazo”.
En definitiva y en palabras del
autor, “este libro tendrá que conseguir varios objetivos si
consigo llevarlo a buen puerto. Primero, explicará por qué
el mundo musulmán y en particular el mundo árabe, se ha
convertido en la capital mundial del terrorismo (la gran
mayoría de las víctimas también son musulmanes, sobre todo
árabes). Segundo, explicará como funciona el terrorismo, es
decir, cómo consigue normalmente (no siempre) acercar a
aquellos que utilizan sus tácticas al cumplimiento de sus
objetivos. Tercero, seguirá la evolución de las estrategias
y organizaciones terroristas en el mundo árabe, puesto que
ambas han ido mutando con el tiempo. Finalmente, ofrecerá
algunas ideas sobre lo que deberíamos hacer con la amenaza
terrorista”.
Para este escribano del limes,
Gwinne Dyeer ha escrito uno de los mejores libros, didáctico
a la par que sugerente, sobre este peligrosísimo fenómeno de
preocupante y perversa actualidad: el terrorismo de Estado
Islámico (EI/Daesh).
Haya salud. Visto.
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