Estas navidades más de un millón
de luces alumbrarán las principales calles de la ciudad,
pero ¿contribuyen el despliegue de kilovatios y cascadas de
color a incentivar las ventas navideñas? ¿A animar las
fiestas? En días como el de ayer queda rotundamente claro
que sí. Este viernes cientos, por no decir miles de
personas, abarrotaron las calles y los comercios del centro
de la ciudad. En este sentido, el alumbrado navideño no es
solo un elemento decorativo de una ciudad en estas fechas,
sino que se configura como un elemento importante de
atracción de ciudadanos y visitantes, y de importante
mecanismo dinamizador de nuestro comercio, hostelería y
hoteles. La iluminación no es solo importante por tradición
sino porque acompaña, embellece y anima a las personas a
salir de casa y consumir.
Este viernes, el encendido
del alumbrado navideño, la iniciativa de la Cámara de
Comercio de organizar la Noche en Blanco con espectáculos
musicales y de animación, unida a la celebración del Black
Friday (Viernes Negro), que tiene su origen en Estados
Unidos, resultó un éxito sin paliativos, consiguiendo que la
gente saliera de sus casas, que estuvieran alegres y
decidieran consumir en gran medida, para satisfacción de una
actividad comercial que espera tener una buena Navidad. Tal
ha sido el éxito, como así lo calificó el presidente de la
Cámara de Comercio, Karim Bulaix, que parece no quedar
ningún resquicio a la crítica, aunque, no obstante, siempre
habrá alguien a quien le parezca mal o inadecuado, puesto
que cada uno tiene una forma de percibir la realidad en
función de sus intereses, creencias, valores y
circunstancias. Ya conocerán aquella fábula del Libro del
Conde Lucanor sobre el padre, el hijo y el burro ...
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