La Policía marroquí ha desalojado
casi por completo de inmigrantes subsaharianos la región
entre las ciudades de Ceuta y Tánger, según han confirmado
hoy distintas fuentes en la región. Las fuentes señalaron
que las redadas de subsaharianos, que llevan a cabo las
Fuerzas Auxiliares (cuerpo parapolicial) se han
intensificado en estos últimos días, con expulsiones masivas
hacia el sur de Marruecos. Estas redadas coinciden con un
repunte inusual del tráfico de pateras en el área del
Estrecho en los últimos diez días, y principalmente en las
costas de la ciudad de Ceuta.
El Observatorio del Norte de
Derechos Humanos (ONDH) señaló en un comunicado que el
desalojo de subsaharianos en los bosques que rodean la
ciudad de Ceuta es “casi definitivo”, y que quedan poco más
de treinta africanos después de los centenares que llegó a
haber hace dos años y que esperaban el momento propicio para
cruzar a España a través de la valla de Ceuta o en patera.
“Hay redadas diarias desde
principios del pasado mes de octubre, en las que participan
cientos de efectivos de las Fuerzas Auxiliares, la
Gendarmería Real y agentes de la autoridad”, subrayó la
nota.
El ONDH, basado en la ciudad de
Tetuán, indicó que supo a través de testimonios de
subsaharianos que sus carpas fueron destrozadas por los
agentes, que los expulsó también de las cuevas en las que se
refugiaban.
Por su parte, fuentes del
colectivo Gadem de defensa de los inmigrantes confirmaron
que en esta última semana se han intensificado las redadas
en la ciudad de Tánger, donde se acumulaba la mayoría de
subsaharianos con unos mínimos medios de subsistencia y que
compartían apartamentos en barrios humildes de la ciudad.
Los barrios de la antigua medina,
de Bujalef y de Mesnana “han quedado casi vacíos” de
subsaharianos, después de los traslados masivos en autobuses
hacia la ciudad de Tiznit, a más de mil kilómetros al sur
del país, en la costa atlántica.
Las redadas se producen “casi a
diario desde el mes de octubre: (los agentes) los arrestan
con violencia, a veces tirando abajo las puertas de sus
apartamentos, y los trasladan sin explicaciones hasta Tiznit”,
explicó la fuente de Gadem tras regresar de una misión de
investigación en Tánger.
Algunos de los inmigrantes han
sido expulsados de Tánger en varias ocasiones en estos dos
meses, pues en cuanto juntan algo de dinero, regresan a
Tánger, de donde vuelven a ser expulsados. “Hay una política
de acoso”, dijo la fuente, aunque oficialmente no se haya
ofrecido ninguna explicación sobre ella.
También la asociación Caminando
Fronteras de la ciudad de Tánger corroboró estos datos y
confirmó el proceso de expulsión de subsaharianos de la
región norteña del país, con “autobuses que salen casi a
diario” cargados de inmigrantes ilegales hacia el sur.
Los distintos testimonios
recogidos por estas asociaciones entre los subsaharianos
confirman además un desplazamiento de los flujos migratorios
desde Marruecos hacia Libia, donde el paso del Mediterráneo
es mucho más fácil, y ello pese al riesgo que supone
atravesar ese país en estado de guerra no declarada.
Tanto la travesía del Estrecho en
pateras como el salto a la valla de protección de Ceuta es
cada vez más difícil, coinciden las fuentes, que han
constatado también una nueva concentración de subsaharianos
en El Aaiún (capital del Sahara Occidental controlado por
Marruecos) con la intención de cruzar en patera hacia las
islas Canarias.
Los hechos confirman este último
detalle, pues en los últimos tres meses se ha recrudecido la
llegada de pateras a las costas canarias, no siempre con
final feliz.
La pasada semana se produjo
el naufragio más grave de una patera junto a las costas
canarias, en el que perecieron 24 personas que habían salido
de las costas saharauis.
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