Muchos han sido los actos,
homenajes y reconocimientos que durante la jornada de ayer
se llevaron a cabo en la ciudad para conmemorar el Dia
Internacional contra la Violencia de Género, una de las
mayores lacras que existen en la sociedad actual. El 25 de
noviembre, es un día para las reflexión: ¿dónde estamos?,
¿dónde vamos? y, sobre todo, ¿cuánto falta para llegar? Para
quienes padecen el problema la respuesta es que aún estamos
demasiado lejos. Lejos de poder dar respuesta eficaz a todas
las demandas y necesidades de las mujeres que han padecido y
padecen esta violencia, lejos de tener todas las respuestas
sobre sus causas y su mantenimiento, lejos de ofrecer las
soluciones rápidas y eficaces que son tan necesarias. No
obstante, mientras llegamos al objetivo es esencial, como
hizo ayer Ceuta, gritar un mensaje de condena ante cualquier
deplorable acto violento de estas características y que en
lo que va de año ya se ha cobrado cerca de medio centenar de
víctimas mortales, ha dejado a muchos menores húerfanos y
mantiene además en la oscuridad del anonimato a cientos de
mujeres que se sienten solas y sufren en sus carnes este
tipo de violencia. Por ello, desde este diario, también nos
sumamos a esta condena y mostramos nuestra absoluta repulsa
ante la violencia de género.
En este sentido, todas las opiniones son interesantes y
todas tienen un valor. Y cuando, como en esta cuestión, un
tema nos conmueve, nos conmociona, nos aturde, todas y todos
queremos dar nuestra opinión, queremos saber, queremos
decir. Sin embargo, conviene decir que una cosa son las
tertulias y los comentarios, y otra muy distinta los
abordajes serios y rigurosos del problema, los foros de
creación de opinión, la investigación, o, por supuesto, la
formación que reciben nuestros y nuestras profesionales
presentes y futuros.
Quizás muchos piensen que de nada sirve salir un día
específico a la calle para lanzar alegatos, compromisos y
reconocimientos cuando esta lacra social continúa campando a
sus anchas. Quienes luchan desde distintos lugares contra
este verdadero tumor social deben redoblar sus esfuerzos y
la sociedad no debe esperar casos extremos para
horrorizarse, sino avanzar en su proceso de concienciación y
acompañar a jueces, legisladores, maestros y miembros de
organizaciones para terminar con la inadmisible vigencia de
la violencia contra la mujer, llamada violencia de género o
machista, pero además, otras cosa está clara, tampoco basta
con redoblar esos esfuerzos si estos no vienen acompañados
de esa salida del silencio, si no viene acompañado por una
denuncia que alerte donde una mujer está sufriendo una
agresión o vejación. Acabemos de una vez por todas con esta
lacra.
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