Buen día, gente: Recorrer
Andalucía para conocerla mejor es lo que estoy haciendo
ahora, aparte de visitar centros médicos más por obligación
que por otra cosa. Andalucía es la Comunidad autónoma que
contiene las más variopintas características, casi todas con
algunas adoptadas del centro del país -léase Madrid-, que
poco a poco van diluyendo el verdadero espíritu andaluz.
Pero no estoy por la labor de analizar este tema, sino
escribir de otra comunidad, ésta más rígida, que tiene un
enorme problema de entendimiento político. Me refiero, como
ya sabréis por el título de esta opinión, a la Comunidad
Autónoma de Catalunya y las supuestas ansías por obtener la
independencia. Siendo como es este país, un país donde los
ciudadanos tienen la sangre demasiado caliente, lo que menos
se podía hacer era esa posición tan negativa de los
políticos catalanes. No me refiero, desde luego, a la
intención de independizarse. Eso es un derecho que debe
obtener una mayoría absoluta para proseguir la ruta hacia la
independencia: válido el derecho a decidir. Me refiero a la
estupidez humana de un grupo de políticos enfrentados a otro
grupo de políticos.
Si participaron en unas elecciones, dentro del marco legal
de un país del que supuestamente quieren independizarse,
deben proseguir el juego de la ruta marcada por esas
disposiciones electorales y no entrar a lo burro en dejar un
gobierno, el de la Generalitat, sin cabeza. Los rifirrafes
entre Junts pel Si y la CUP resultan hasta ridículos si el
objetivo de ambos es llevar a Catalunya a la independencia.
Lo primero que tenían que haber hecho era la elección de
president de la Generalitat –que para eso se convocaron las
elecciones-, y como se presentaba sólo Artur Más, habría que
haberle votado, de lo contrarío podían haber presentado otro
candidato pero no lo hicieron en el momento justo.
Ahora les toca recular, haciendo que Convergència
Democrática de Catalunya (CDC) arranque marcha atrás y
dejando solo a quienes siguen proponiendo la independencia.
Esto ya se veía venir desde que comenzó el rol.
Hemos estado observando un juego de trancas y barrancas, con
amenazas de terror por parte del Estado, que más bien parece
un sainete que podría encajar perfectamente en esos
programas de tele-basura que se emiten a todas horas del día
a través de una de esas cadenas privadas que comen el coco.
Todo eso se ha esfumado en un periquete, desde el momento en
que en París salta la alarma y todo el mundo se vuelca allá.
Pero… ¿no hacemos nada con otras cosas?, me refiero al
reciente atentado en un mercado nigeriano y hasta ahora no
veo manifestación alguna, salvo una escueta noticia. Ni
siquiera el atentado del Airbus en Sinaí ha levantando tanto
revuelo… ¿es que sólo son muy importantes esos atentados que
se hacen contra los ‘blancos’, por llamarlos de alguna
manera, que viven en países occidentales?
Entretanto, dimite el concejal del PP, Martín Noriega
Campillo, de cierto pueblo asturiano que pidió “un tiro en
la cabeza” para los refugiados sirios…, semejante tipo hace
de su propio partido un conjunto de delincuentes
insoportables que, encima, quieren imponer sus leyes
obsoletas y antisociales.
En fin, la vida sigue y yo también, esperando ver saltar
otra liebre en este mundo de gazapos.
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