Buenos días, gente:
Sigo disfrutando de las excursiones por Andalucía,
continuando este fin de semana por el centro de la
Comunidad, con visitas a Andújar y alrededores.
Mientras, en París se suceden atentados que deja una larga
ristra de muertos y sobre los cuales los medios de
comunicación vierten noticias y noticias.
La respuesta de los occidentales –bombardeos de supuestos
centros de Isis- deja un mal sabor de boca porque los
equipara con los terroristas y no me deja más remedio que
opinar lo siguiente:
Los culpables de este terror son en primer lugar los propios
asesinos –no digo que sean terroristas, que es una
definición propagada por el mundo occidental y lo mismo
pueden decir los ciudadanos de los países bombardeados por
las fuerzas occidentales- y los segundos son los gobernantes
conservadores del mundo occidental.
Con total impunidad se han dedicado a ser los autores
intelectuales de numerosas matanzas de seres humanos desde
que se inventó el cuchillo de piedra.
Jamás me convencerán a través de sus medios de comunicación
que hacen esas cosas en aras de construir un mundo mejor,
democrático donde impere la libertad y la fraternidad… todo
falso.
Las víctimas serán siempre el pueblo que ni arte ni parte
tiene con los manejos de esa clase política, cuyo oficio
consiste en acaparar riquezas ajenas a través de
desestabilizar, enfrentar y crear guerras civiles en países
ajenos al suyo con el lema imperante de que en aguas
revueltas beneficio para los políticos creadores de ese
nuevo esquema de maldad.
¿Qué esperábamos de estas actuaciones políticas de países
llamados del mundo occidental? ¿Qué cayeran rendidos y
sometidos ciudadanos de países bombardeados y masacrados?
Lo sucedido en París es horrible pero no lamentable. Es la
respuesta de un pueblo hacía otro pueblo aunque en realidad
sea ejecutado por criminales personales, principalmente
porque no disponen del suficiente armamento para responder a
los ataques en su propio país.
Nunca serán creíbles las explicaciones pormenorizadas de los
periódicos y demás medios de comunicación cuando ocurren
ataques occidentales en territorio ajeno, ya sea del Cercano
Oriente, Próximo Oriente o Lejano Oriente, declarando que se
han bombardeado objetivos concretos cuando la realidad es
muy otra: se han masacrado poblaciones enteras con la excusa
de que son daños colaterales… ¡y una mierda!
No esperemos, después de los atentados de París y la
consiguiente respuesta de Francia con sus bombardeos como
represalia, que se queden de brazos cruzados como si no
hubiera pasado nada. Con ello magnificamos en crecimiento de
los enfrentamientos armados hasta que se convierta en una
III Guerra Mundial.
Ya había escrito, hace unos meses, algo parecido a lo que
ocurre ahora, pero como soy un simple ciudadano sin poder y
sin casi voz, nadie me toma en serio pese a que todo lo que
he escrito hasta ahora ha sido certero, exacto y
contundente.
Este hipócrita mundo occidental llora ahora la muerte de
esos ciudadanos, que por suerte nunca llegan a 1.000, debido
a atentados que califican de terroristas y miran hacia otro
lado cuando mueren millones de seres humanos bombardeados o
ametrallados, también por terroristas aunque con el escudos
de ser legales, y sin derramar ni una lágrima ni presentarse
ante el público con banderas y carteles protestando por
ello.
Que las Fuerzas de Seguridad anden con los ojos bien
abiertos y prevengan atentados de asesinos solitarios y no
hagan represalias contra ciudadanos inocentes, sobre todo
ancianos, mujeres y niños, porque de esa forma seguirán
siempre encontrando muertos y muertos a lo largo de la
existencia de la humanidad. Que detengan de una vez por
todas a esos fabricantes y traficantes de armas, que las
venden a los mismos que tachan de terroristas.
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