´¿Conoces el Síndrome de Asperger?´. Bajo este lema se
celebraron desde el jueves 12 hasta ayer las I Jornadas
sobre Síndrome de Asperger y TEA en el salón de actos de la
Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta. Estas
jornadas contaron con unos 150 participantes.
Antonio García Guzmán, doctor en Psicopedagogía por la
Universidad de Granada, ofreció una conferencia titulada
‘Inclusión educativa de alumnos con N. E. E.’. Según dijo
“la inclusión es la meta. Necesitamos más ayuda en las
aulas. Necesitamos evaluar lo que hacemos en los centros,
saber hasta qué punto son inclusivos”.
Además apuntó que “necesitamos tiempo para trabajar con
chicos con necesidades especiales”. La inclusión “es una
meta y en Ceuta es un reto”. El ponente indicó que “hay que
trabajar desde la escuela inclusiva”.
También destacó el trabajo de los docentes pero apuntó sus
carencias. “Tenemos profesionales muy motivados, pero
necesitan recursos”.
Ceuta “es la ciudad que tiene más alumnos con necesidades
especiales de España”. En el curso 2008/09 la cifra era de
694 alumnos “y en este tiempo se ha incrementado
considerablemente”.
Por ello “necesitamos recursos para evaluar la inclusión
educativa”. Hay tres indicadores, como son la cultura
inclusiva, las políticas inclusivas y las prácticas
inclusivas.
En la atención a alumnos con necesidades especiales “no hay
una receta única, pero son fundamentales la ilusión y la
ternura, la paciencia, la pasión y la empatía”, apuntó
García Guzmán.
A continuación comentó quince conclusiones. “Si no podéis
hacer lo que queréis, podéis querer lo que hacéis”, dijo.
Todo habla en la sociedad, no olvidar que formáis parte de
la comunidad, es decir de las familias, enseñar a convivir,
ser un ejemplo constante, leer incesantemente, escribir,
publicar y compartir las experiencias y animar a quienes se
esfuerzan y desean mejorar son algunas de las conclusiones.
Otras de las que enunció fueron aprender de los errores, que
la experiencia os haga mejores, esto es trabajar con
humildad, innovat con criterio, no desalentarse ante los
fracasos, hacer autocrítica, prestar un especial cuidado a
los que presentan más necesidades y finalmente ser positivos
y optimistas.
El psicopedagogo afirmó que “la familia tiene un papel
fundamental, nos va a ayudar a generalizar los
aprendizajes”. Finalmente dijo que la organización Save the
Children ha editado una guía de buenas prácticas en
educación inclusiva.
Por otra parte las dos últimas ponencias de la jornada
fueron ‘El centro de orientación ante casos de Síndrome de
Asperger’, de Belén Blanco, y ‘La Ley de Dependencia’, a
cargo de Fernando Jimeno.
Al término de las Jornadas los miembros que forman la Junta
de la Asociación las valoraron positivamente. En primer
lugar destacaron “la gran acogida de estas primeras
Jornadas, traducidas en el número de participantes de todos
los sectores profesionales”, que les hace pensar que existe
“una gran demanda de información de un trastorno que
necesita hacer visible las señales prioritarias de
comprensión para los profesionales de la docencia”.
Estas Jornadas han constituido “un gran flujo de
información, sobre el síndrome traducido en síntomas, forma
de intervenir, atención primaria, diagnóstico, legislación,
etc”.
La Junta de la Asociación también resaltó “la importancia de
la atención temprana y el diagnóstico precoz tanto en el
ámbito educativo como sanitario para la detección temprana
del Síndrome de Asperger”.
También “observamos en nuestra ciudad la necesidad de
servicios de atención primaria en los centros de salud, para
detectar los posibles signos de alerta del TEA”.
Igualmente Ceuta “necesita coordinación entre la
administración sanitaria y educativa, en relación con la
tardanza del diagnóstico del Síndrome de Asperger”.
También “alertamos a la administración educativa sobre la
vulnerabilidad de los alumnos Asperger ante el bullying o
acoso”.
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Díaz apunta que “hay padres que no reconocen ninguna señal
en sus hijos”
Bernardina Díaz, profesora de
Educación Infantil, impartió una ponencia titulada ‘De la
dificultad al desafío docente’. Su planteamiento fue que “no
tengo la receta mágica, pero sí puedo decir lo que a mí me
ha servido”.
El niño que tiene estos rasgos “quiere seguir jugando y
tiene rabietas. Le dejamos que haga lo que quiera porque se
tiene que adaptar al aula. Las rabietas son de mucha
intensidad”.
Los niños suelen tener de cuatro a cinco rabietas al
principio con una duración aproximada de 15 a 20 minutos
cada rabieta.
También dijo que “lo normal es que lleguen sin diagnóstico,
aunque las familias reconocen que su hijo tiene alguna
dificultad. Pero hay padres que no reconocen ninguna señal y
en la entrevista inicial no aportan una información
relevante”.
La forma de actuar en el aula es animarle a “que realice la
rutina o actividad y si no quiere conseguir al menos que no
haga lo que le apetece”.
Algunas de las conclusiones de Díaz son que son capaces de
integrarse plenamente en la vida del aula y disponer el
entorno de la clase.
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