Desde que los y las ciudadanas nos dieron los votos
suficientes para entrar en el Ayuntamiento el pasado 24 de
mayo, hemos pretendido abrir las ventanas para que entre
aire nuevo y consigamos entre todos y todas regenerar las
anquilosadas instituciones que la perpetuidad de algunos en
sus cargos ha provocado.
Poco a poco vamos consiguiendo dar pequeños pasos hacia la
transparencia, la igualdad de oportunidades y la justicia
social de la que tanto andan escasas nuestras instituciones.
Es tal el apoltronamiento que sufren algunos que hasta
confunden lo público con lo privado, creyendo que el puesto
es de su propiedad usan y abusan de los medios que tienen a
su disposición para cumplir con los cometidos que su función
les exige como si estuvieran a su exclusiva disposición,
haciendo y deshaciendo a su antojo, sin tener en cuenta que
deben dar cuenta a los y las ceutíes de sus actuaciones.
Así como hemos entrado en el Ayuntamiento, igualmente lo
haremos en la Autoridad Portuaria, pues así hemos recibido
el mandato de los y las ciudadanas, aunque algunos pongan
todas las trabas posibles para impedirlo creyendo que
todavía les ampara la adhesión inquebrantable al líder o a
los favores que presta.
No sabemos qué esconde tras los muros del Consejo de
Administración del Puerto su Presidente, ni quienes por
inacción callan y ocultan la mirada como si con ellos no
fuera el asunto, para evitar que quienes legitimados por las
urnas traspasen las puertas de esa institución y cumplan con
el mandato que la ciudadanía les ha dado: fiscalizar las
actuaciones del Presidente y de su equipo.
Cree el Sr. Presidente de la Autoridad Portuaria que
parapetándose en su despacho y con unas simples trabas
burocráticas logrará impedir que los nuevos aires entren en
ese bunker con el que ha pretendido resguardarse en el
Puerto. Tarde o temprano lograremos destruir esos muros y
conseguiremos que la trasparencia alcance también a esta
institución, porque haremos cumplir la ley que nos permite
entrar en ella y hacer la limpieza que necesita y, sobre
todo, agitarla para que nuestro puerto, no lo olvide Sr.
Torrado, de todos y todas las ceutíes, no suyo, vuelva a ser
uno de los pilares de nuestra economía, combatiendo el
abandono al que el Partido Popular lo ha condenado con la
dirección de este nefasto Presidente y la falta de proyecto
de futuro.
Para lo único que sirve es para entregar metopas a los
barcos que atraviesan la bocana por primera vez y para
viajar a Miami, en unas vacaciones que iniciaron los
miembros del GIL, en busca de unos cruceros que nunca vemos
atracar en nuestros muelles.
Pero tan culpable es el Sr. Torrado, como el Sr. Vivas quien
aduciendo que es “una cuestión compleja”, mantiene una
parálisis absoluta sobre los cambios que hay que realizar en
la Autoridad Portuaria, pues las guerras internas que
desarrollan los distintos sectores de su partido para ocupar
las cada vez menos cuotas de poder que les quedan, le
impiden tomar una decisión para desembarazarse de un
personaje tan incapaz para dirigir cualquier equipo humano y
no digamos uno de los pilares de la economía ceutí; sus
intentos por darle la patada hacia arriba han sido
infructuosos y debe penar con su continuidad, temiendo
además que la fuerza que el grupo al que pertenece el Sr.
Torrado está tomando en su partido, no acabe por obligarle a
tomar otras decisiones con respecto a su equipo de gobierno.
Desconocemos si todas las informaciones que muchos vecinos
nos trasmiten sobre las actuaciones que se realizan en
nuestro puerto son ciertas, pero lo que sí tenemos claro es
que en cuanto entremos no vamos a dejar papel sin mirar. No
sabemos si tras la defensa a ultranza de la posición del Sr.
Torrado se esconden esas denuncias que nos indican los
ciudadanos y que pretendiera ocultar, o tan sólo esa actitud
de paladín defensor de unos ideales caducos que necesitan
ser democratizados.
Lo que si le aseguramos al Sr. Torrado es que tarde o
temprano estaremos en el Consejo y como escribió Alberti:
“Si altas son las torres, el valor es alto.
Venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada”.
Entraremos en el Puerto.
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