La llamada violencia machista,
pero en la que también hay casos en el que el maltratado es
el hombre, es una lacra social que no pasa desapercibida y
buena muestra de ello dieron ayer las miles de personas,
entre ellas muchos ceutíes, que recorrieron el centro de
Madrid para pedir más contundencia y fondos con los que
luchar contra este problema. Nadie puede quedar indiferente
ante la muerte de personas a manos de sus parejas o
exparejas por el simple hecho de que su verdugo se crea su
dueño. Por ello, es necesario que todos los partidos
políticos remen en la misma dirección en busca de medidas
que refuercen una lucha que no es nueva, pero que tampoco ha
logrado erradicar un problema que está latente en la
sociedad. Y es que, es necesario atacar la raíz de una lacra
social que no entiende de edades, ni de clases. Los
agresores pueden esconderse detrás de cualquier tipo de
personalidad y por ello es necesario formar a las nuevas
generaciones para que su futuro esté libre de esta violencia
doméstica y sin sentido que ha provocado la muerte de miles
de personas, en su mayoría mujeres, ante el estupor de una
sociedad que se siente impotente. No obstante, hay salida y,
desde luego, apoyo para poder alcanzar el objetivo de acabar
con el maltrato. A las víctimas, que todavía sufren en
silencio una tortura inmerecida, hay que recordarles que no
están solas, sino todo lo contrario. La sociedad y las
administraciones públicas están más que dispuestas a
acogerlas y demostrarles que se puede ser feliz y dejar de
tener miedo. A ellas hay que darles las fuerzas que ya no
tienen para que sean capaces de denunciar. Mientras, a los
jóvenes hay que enseñarles que el dominio no es amor, sino
egoísmo. Y todo ello hay que hacerlo desde la unidad. A
nivel político no debe haber colores, sino un objetivo
común: erradicar el maltrato.
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