Montar a caballo con la ayuda de un terapeuta mejora las
cualidades motoras de niños con retraso psicomotor, según un
estudio en el que participa la Universidad Complutense de
Madrid. Esta terapia siempre debe ser un complemento del
tratamiento principal. Montar a caballo es una terapia
complementaria para algunos problemas de salud.
Las terapias ecuestres se utilizan como tratamiento
complementario para pacientes de diferentes patologías,
entre ellos, personas con retraso psicomotor, especialmente
niños. Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM),
la Fundación Caballo Amigo (Madrid) y la Universidad Rey
Juan Carlos (URJC), revela que la terapia equina ha
resultado efectiva en un conjunto de niños con un nivel de
desarrollo psicomotor no acorde con su edad. Se ha
comprobado que mejora su espasticidad (músculos contraídos),
el control del tronco, el equilibrio, la marcha y la función
motora gruesa (relativa a grandes grupos musculares). En
menores se recomienda terapia un día a la semana en una
sesión de 45 minutos durante todo el curso escolar.
Existen dos tipos de tratamientos ecuestres. La hipoterapia
consiste en que el paciente se encuentra sentando sobre una
montura o tapiz en el dorso del caballo, al paso, y no se le
exige participación directa, porque el objetivo principal es
rehabilitar, la acción la ejecuta el terapeuta. Por su
parte, la equitación terapéutica sí necesita que la persona
participe de forma activa, en la dirección, velocidad y
control del caballo, porque el objetivo fundamental es el
aprendizaje terapéutico.
Todos estos trabajos de terapias ecuestres, deben ser
realizados por personal cualificado en este campo, nunca se
debe dejar este trabajo tan especifico e importante en el
ámbito de la equitación, a personas sin cualificación y sin
la experiencia adecuada, no se puede olvidar que las
terapias ecuestres tienen una importancia en la vida de los
alumnos que asisten a estas clases, ya que en manos de
personal sin cualificación se puede empeorar la vida de
estas personas.
No se puede pensar que las terapias ecuestres, son
simplemente un paseo a caballo para que el alumno/a realice
una relación caballo-paciente. Con las terapias se esta
demostrado que la calidad de vida del paciente puede mejora,
sin olvidar que todos deben continuar con sus sesiones de
tratamiento rehabilitador habitual y mantener su tratamiento
farmacológico.
Las terapias ecuestres han demostrado en algunos casos una
mejora en la función motora gruesa, sobre todo en las áreas
de rodillas y gateo y en bipedestación, (caminar con las dos
piernas). Pero siempre con el trabajo de profesionales como
psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y
técnicos deportivos, donde su única misión en las terapias,
es el de asesoramiento sobre la equitación a los demás
profesionales, y en la búsqueda de los mejores caballos y
más adecuados para este tipo de trabajos.
Respecto a la mejora de la calidad vida, aunque los
investigadores han observado un incremento de la percepción
de bienestar, los datos no muestran diferencias
estadísticamente significativas. Es posible que la calidad
de vida percibida no mejorase porque es un parámetro muy
difícil de cuantificar.
Lo importante en las terapias ecuestres, argumentados por
los mejores profesionales en terapias, es la constancia en
este tipo de trabajo, y el personal cualificado que debe
realizar las terapias ecuestres personalizadas, ofreciendo
el mejor trabajo para cada terapia, buscando en los
conocimientos profesionales y la experiencia en terapias
ecuestres una mejora en las cualidades motoras.
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