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OPINIÓN - MARTES, 3 DE NOVIEMBRE DE 2015

 

OPINIÓN / LA ZARPA

Faitah, Luis y Paloma
 


Julio
Basurco Díaz
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Cerca de 300 ceutíes participaron el jueves pasado en las Primarias Abiertas promovidas por el Círculo Podemos de Ceuta para elegir a nuestros candidatos a Congreso y Senado. Muchos hemos coincidido en señalar el carácter histórico del proceso: sacar las urnas a la calle para que sea la ciudadanía, venga de donde venga y tenga el carné ideológico que tenga, la que pueda decidir los nombres de sus futuros candidatos a representantes es algo inédito, un hecho sin precedentes en Ceuta. A la espera de que el Comité Electoral de Podemos ratifique a nuestras tres propuestas, un servidor no puede estar más contento con el resultado de las votaciones. Los tres elegidos representan a la perfección el espíritu de Podemos.

A Mohamed Faitah le conocí en una manifestación. Por aquel entonces yo andaba liado con el Frente Cívico Somos Mayoría, la iniciativa de Julio Anguita que influiría definitivamente en Iglesias y Monedero para la conformación de Podemos. Ese día, creo que fue la primera vez que tanto Faitah como yo tuvimos que subirnos a un escenario y hablar en público. Desde entonces, hemos coincidido en todas y cada una de las movilizaciones que se han ido dando en la ciudad. Él, como cara de la Asociación Pedagogía Ciudadana. Yo, como portavoz del Círculo Podemos. Muchos son los debates que hemos tenido. Sobre el Estado del Bienestar, el Neoliberalismo, los medios de comunicación, la Transición. Hablamos de autores y nos recomendamos libros, pero Faitah siempre acaba llevando todos los debates al mismo terreno: la Educación. Su pasión. Una pasión que le ha llevado a estudiar -en el tiempo libre que le deja su vida familiar, su trabajo y su activismo- la carrera de Educación Social. A pocas personas he visto implicarse más en este terreno. Recuerdo cuando tantas familias sirias acamparon en la Plaza de los Reyes. Allí estuvo Faitah prácticamente cada día. Haciendo de traductor para la prensa (y para mí), organizando jornadas socioeducativas para hacer más llevaderas las tardes de los niños, siendo el nexo de varias ONGs, acudiendo a Delegación de Gobierno para exigir soluciones. Si Faitah logra llegar al Congreso, estoy seguro de que será lo opuesto a la que ha sido el diputado Francisco Márquez. Faitah no cobrará dietas por no acudir a Plenos, ni por alojamiento en ciudades en las que tenga pisos. Ni tampoco percibirá en un mes lo que muchos afectados por las políticas del Partido Popular ganan en un año. Sé a ciencia cierta que se dejará la piel por los derechos de los ciudadanos. Es su vocación.

Luis Zambrano es mi debilidad. Nos conocemos desde hace un año más o menos, pero conectamos al instante. A día de hoy puedo decir que, además de un compañero, es mi amigo. Comemos, cenamos y salimos juntos por ahí los pocos días que él puede hacerlo. Luis es “mi colega”. En pocos meses se ha hecho un hueco en mi círculo de personas cercanas y lo ha hecho porque tiene un don: se hace querer enseguida. Aparte de eso, es una persona comprometida con las causas justas. Más de una vez me ha llamado de noche para decirme que le habían avisado de la llegada de pateras y que iba de camino para ayudar. Lleva el activismo en la sangre. De hecho, si hoy somos amigos es porque en su día un conocido común me habló de que un futbolista del Ceuta estaba interesado en conocer al chico de Podemos. Le escribí y me lo llevé a una reunión. Y hasta ahora.

Luis rompe un tópico. El tópico de que la gente del mundo del deporte -del fútbol concretamente- es gente poco concienciada. Siempre he aborrecido esa estupidez de que no se debe mezclar deporte y política, pues la política lo impregna todo. Yo lo sé y Luis lo sabe, por eso se arriesga y se involucra, sabiendo que su compromiso puede acarrearle consecuencias negativas. No van a ser pocos los que en esta ciudad le insulten por estar en Podemos, pero él lo asume sin más. Eso es valentía. Lo que hace falta en nuestras instituciones: valentía.

Por último, llegamos a Paloma Manzano. Es a la que menos he tratado en lo personal, aunque buenos amigos que han trabajado con ella me hablan maravillas. Si Faitah y Luis son personas comprometidas y concienciadas, Paloma es una referencia para ambos, un ejemplo a seguir. Son muchos años los que esta mujer lleva en la lucha. Polítóloga y socióloga, su labor siempre se ha centrado en la protección de sectores vulnerables, sean mujeres víctimas de violencia de género, personas sin papeles o niños sin escolarizar. Su trabajo al frente de la ONG Digmun le avala. Tanto es así, que fue condecorada con el Premio Maite Alascio en 2014, reconocimiento del sindicato Comisiones Obreras a las mujeres que luchan por un mundo más justo. Hace unos días estuvo en un Congreso Internacional en Madrid para defender el derechos de los niños a ser niños. El futuro de esta ciudad y del país debe pasar por la plena igualdad entre hombres y mujeres y porque no haya un sólo niños sin sus necesidades básicas cubiertas. Con Paloma Manzano tenemos una garantía de que no va a faltar voluntad para que así sea.
 

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