La juventud es el futuro y,
sin jóvenes, Ceuta está condenada a un fracaso que está
llamado a llegar más pronto que tarde. Así lo han alertado
desde el Consejo de Juventud de España ante el flujo
migratorio en la ciudad, donde entre 2009 y 2013 más de 700
jóvenes se vieron forzados a cruzar el Estrecho para
buscarse un futuro. Sin embargo, el problema no es nuevo. La
ciudad autónoma lleva años encabezando el ranking de ciudad
europea con más paro juvenil, con siete de cada diez jóvenes
sin trabajo, mientras que las escasas políticas que se
llevan a cabo para paliar el problema no tienen un efecto
palpable. De momento, no se ha sabido reaccionar ante el
envite que supone tener a miles de jóvenes sin trabajo y en
algunos casos sin apenas educación, ya que la ciudad también
lidera las listas de fracaso escolar. Los planes de empleo
ya se han demostrado estériles y la única salida es cambiar
un modelo que no ha dado frutos más allá de suponer una
ayuda coyuntural para jóvenes y familias que se aferran a
una plaza en dichos planes como tabla de salvamento para
obtener unos exiguos ingresos. Es hora de alzar la mirada y
otear el horizonte en busca de un futuro para quienes ahora
empiezan a recorrer el mundo. Los jóvenes ceutíes necesitan
trabajar en su tierra para poder mantener el equilibrio,
entre otras cosas, de las pensiones. Pero para ello, Ceuta
necesita contar con una economía que genere empleo y está
debe sostenerse más allá de las subvenciones. Es hora de
buscar esas oportunidades de negocio que de verdad existen
pero que no están aprovechándose y hacerlo, no de palabra,
sino en el terreno y convertir a Ceuta en una verdadera
perla del Mediterráneo.
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