La tormenta amenaza con desatarse
en el seno de la Federación Provincial de Asociaciones de
Vecinos (FPAV), si es que no se ha desatado ya. Ni la
sentencia del Juzgado desestimando la reclamación del sector
crítico con Juan Moreno ha calmado las aguas en la entidad
vecinal, sino todo lo contrario, puede ser la espoleta que
la haga saltar por los aires. Aunque Juan Moreno afirmara
que “hoy por hoy existe un muy buen ambiente en la
Federación y que cuento con el apoyo y respaldo de las
asociaciones”, la realidad es bien distinta. Moreno
contaría, no solo con la oposición del sector crítico, sino
también de gran parte de aquellos que le apoyaron en las
últimas elecciones. Sólo ha hecho falta que se comente lo
más insignificante sobre la Federación de Vecinos para que a
una acción le acompañe su repercusión.
El primero en alzar la voz, y todo apunta a que no será el
último, se ha sido el anterior presidente, José Ramos que,
en su día, alguien se atrevió a subrayar que Moreno era su
hombre y que lo encumbró al puesto que ahora ocupa. Pues
bien. No tienen desperdicios sus declaraciones. Ramos
critica con dureza la gestión de Moreno, afirmando “que está
dirigiendo la FPAV, como si fuera su cortijo particular”.
Desde el cese del que hasta ahora era el
Administrador-Gerente de las Brigadas Verdes, de forma
irregular, que fue comunicada a la Junta Directiva con
posterioridad y no con anterioridad, hasta la no
convocatoria de la Asamblea Ordinaria, para rendir cuentas y
gestión a las Asociaciones que componen la Federación.
En este sentido, según el artículo 14 de los Estatutos de la
Federación de Vecinos, los órganos indispensables serían La
Asamblea General y la Junta Directiva. La Asamblea sería el
órgano soberano y máximo de decisión y estaría constituida
por todas las Asociaciones, según el artículo 15. En cuanto
a la Junta Directiva y a su cometido, queda especificado en
22 apartados y, casi todos, encomendados a la gestión,
incluyendo temas tan importantes como la contratación de
personal, adquisiciones, ventas, etc., incluso la disolución
de los órganos de representación con arreglo a los Estatutos
(artículo 25). Sin embargo, la figura individual de cada uno
de los miembros de la Junta, queda diluida, dando prioridad
al órgano colegiado que es la Junta.
Al presidente, sólo le asiste, en cuanto a gestión se
entiende, dirigir los debates y reuniones, entre otros y,
una sola opción de gestión directa, como el que contiene el
apartado 7, del artículo 29, en el que le confiere capacidad
para asuntos urgentes, pero que además deberán ser
ratificados por la Junta Directiva.
O sea, que a decir de José Ramos, alguien no se ha debido
leer los Estatutos. Y la ‘antigua guardia’, parece dispuesta
a dar un paso hacia delante. Ya se escuchan los truenos en
la FPVA. La tormenta está a punto de desatarse.
|