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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 21 DE OCTUBRE DE 2015

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

ONG: guardias de la porra de la tolerancia

Por Jesús González


En su artículo “Refugiados”, del 16 de octubre, en El Periódico de Cataluña, Carles Campuzano, Diputado de CIU en el Congreso, cita dos veces a Ceuta y Melilla por sus nombres y una vez como “plazas españolas en el Norte de África”. En los tres casos, estas ciudades salen malparadas respecto de los inmigrantes que intentan acceder o ya están en ellas: “vulneraciones constantes de los Derechos Humanos” o “la situación de las plazas españolas del Norte de África no resiste una auditoría”. En la misma fecha, 16 de octubre, se ha conocido que la Magistrada del juzgado de instrucción número 6 de Ceuta ha dictado un auto de sobreseimiento provisional de la causa abierta tras el fallecimiento de quince inmigrantes el 6 de febrero del 2014. En el auto se recoge que los guardias civiles “actuaron en el ejercicio de su función de custodia y vigilancia” de la frontera, y que estaban autorizados “para utilizar medios antidisturbios reglamentarios, ajustados a los principios de oportunidad, congruencia y proporcionalidad”. Respecto de los inmigrantes, el auto dice que “asumieron el riesgo de entrar ilegalmente en territorio español por el mar, a nado, en avalancha, aprovechando la noche, vistiendo gran cantidad de ropa y haciendo caso omiso de las actuaciones disuasorias tanto de las fuerzas marroquíes como de la Guardia Civil”.

Aún no se había secado la tinta del auto de la juez, cuando, sin solución de continuidad, las ONG saltaron como resortes y mostraron su desacuerdo con el auto. Así, el Observatorio DESC considera que el auto “transmite un mensaje peligroso de impunidad”, que hubo “dejación del deber de socorro”, y que la juez deposita la responsabilidad de lo ocurrido en los inmigrantes. Asimismo, CEAR, APDH y Caminando Fronteras se muestran en desacuerdo con el citado auto. En resumen, creen que se han vulnerado los derechos humanos de los inmigrantes, en eso coinciden con el artículo “Refugiados” del citado Carles Campuzano.

No se nos oculta que podría ser muy instructivo y clarificador si supiéramos lo que les dicen estas ONG a quienes esperan la oportunidad en Marruecos de saltar las vallas o arriesgarse de cualquiera otra manera para entrar en nuestras ciudades. ¿Acaso les dicen que no se arriesguen, pues podrían poner sus vidas en peligro, que otros muchos se han dejado la piel en el intento, que no les asiste ningún derecho a entrar ilegalmente en nuestro país, pues inmigrar no es un derecho, que se van a encontrar con miembros de la Guardia Civil, que tienen el deber de defender las fronteras de intrusos y de impedir que nadie entre por un sitio no autorizado, que en España hay alrededor de cinco millones de parados y, por consiguiente, no hay trabajos para ellos, que no van a ser regularizados porque han entrado ilegalmente y serán expulsados a sus países de origen, y que en España ya hay alrededor de seis millones de extranjeros y que los españoles ya no son proclives a acoger a más extranjeros sin oficio ni beneficio, y que van a sentir en sus carnes el rechazo de la mayoría de los españoles, y que van a llevar una existencia muy diferente a la que ellos imaginaban, y que es mejor que se vuelvan a casa?

O por el contrario, ¿estas ONG les animan a saltar las vallas, o a entrar de cualquiera otra manera, y les juran y perjuran que ellos tienen derecho a entrar ilegalmente en un país, incluso violentamente, y, si se encarta, agrediendo a los defensores de las fronteras, y que ellos, las ONG, van a estar en el lugar y la hora en que sucedan los asaltos, para vigilar que no se conculquen los derechos humanos de los asaltantes, y que los guardias repelan a los invasores de forma ajustada a derecho, y que, aunque en España hay cinco millones de parados, ellos, después de pasar por los CETI, van a ser acogidos por diferentes ONG en casas y pisos particulares, que van a tener dinero de bolsillo, y comida y ropa gratis total, que tendrán acceso a subvenciones, sanidad, medicamentos y tratamientos también gratis, y que, andando el tiempo que marcan las leyes, les será concedida la residencia y, por fin, la nacionalidad? Sería interesante que esas ONG nos ilustraran a este respecto.

No cabe duda de que con el tiempo la ideología de la tolerancia se ha endurecido, y, como escribe Christopher Caldwell, ha desarrollado auténticos poderes de imposición, en parte, porque se le dio estatuto de ley, y, en parte, porque grupos no gubernamentales oficiaron de agentes del orden por cuenta propia. Así, de este modo, las llamadas ONG se comportan como ‘guardias de la porra’ en defensa de la ortodoxia de la tolerancia, de manera que se ha llegado a criminalizar la libertad de opinión. A este respecto, y como ejemplo, el Arzobispo de Valencia, Monseñor Cañizares, ha hecho unas declaraciones no ajustadas a la hipocresía de lo políticamente correcto. El prelado se preguntaba si la “invasión de inmigrantes y de refugiados es todo trigo limpio” y “¿dónde quedará Europa dentro de unos años?” Asimismo, a su juicio, con “la (invasión) que viene ahora no se puede jugar” porque “no se puede jugar con la historia ni con la identidad de los pueblos”. El Arzobispo ha pedido “lucidez” y ver “quién está detrás de todo esto”. “Seamos lúcidos y no dejemos pasar todo porque hoy puede ser algo que queda muy bien, pero realmente es el caballo de Troya dentro de las sociedades europeas y en concreto la española”. Lo menos que se puede decir de Monseñor Cañizares es que ha sido valiente y no ha estado constreñido por la ideología de lo políticamente correcto. Pero, como era de esperar, ya le faltó tiempo a la ONG la Red Española de Inmigración para saltar al cuello del Arzobispo, anunciando una posible querella contra el prelado, porque sus opiniones “traspasan la línea de la libertad de expresión”.

Lo que es de todo punto inadmisible es que en este país no se pueda emitir una opinión contraria a estas invasiones de refugiados y de inmigrantes ilegales. Es decir, que debemos ajustar nuestra libertad de expresión a la ideología de lo políticamente correcto, pues, caso contrario, seremos denunciados por quienes dicen defender los derechos de los inmigrantes ilegales y de los refugiados. Lo que no se debe admitir, ni permitir, es que tengamos que vivir en España asustados, amenazados, intimidados por las ONG, que actúan como verdaderos ‘guardias de la porra’. A nosotros nos asiste el derecho de emitir opiniones contrarias por muy políticamente incorrectas que parezcan, como las del Arzobispo de Valencia, sobre esta inmigración ilegal y sobre los refugiados o sobre el vuelco demográfico que se producirá en Europa con la entrada de millones de musulmanes. Las declaraciones del Arzobispo Cañizares no son ni mucho menos extemporáneas, sino que se ajustan a la realidad. Así, el diario británico Sunday Express alerta de que cuatro mil yihadistas han entrado en la UE haciéndose pasar por refugiados. Pero parece que para las ONG no existe peligro alguno en dejar que entren centenares de miles de asiáticos y africanos sin que tengamos noticias de quiénes son ni de su vida anterior.

Que la decisión de la Canciller Merkel de abrir las fronteras nos va a hacer llorar lágrimas de sangre es tan verdad como que el sol sale cada día. Tiempo al tiempo. El economista alemán Bern Raffelhuschen predice –se lee en el Sunday Express– que el millón largo de refugiados que se prevé que llegue a Alemania hará subir los impuestos, dependerá de los subsidios y aportará poco a la economía alemana. Por otro lado, el vicecanciller, Sigmar Gabriel, admitió que el país está al borde de su capacidad de acogida y que las fronteras han de cerrarse. Para colmo, al principio de la semana pasada, cientos de peticionarios de asilo no fueron registrados debido a que el principal centro de refugiados de Berlín tenía un enorme trabajo atrasado a este respecto, y, así, unos 20 sirios protestaron porque tenían que esperar mucho tiempo para ser registrados. Si no estás registrado, no se puede tener acceso a los albergues y a los subsidios hasta que los papeles estén en orden.

Lo cierto es que si los refugiados avasallan nuestras fronteras y te llegan hasta la cocina de tu casa, la solidaridad, entonces, se convierte en obligatoria y eso, obviamente, no es muy aconsejable. Y eso es, justamente, lo que pretenden las ONG: imponerte la solidaridad por obligación.
 

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