Palos de ciego. Esto es lo que
parece estar dando el Gobierno respecto al sector de la
hostelería en la ciudad y lo ha vuelto a demostrar diciendo
ahora que realizará una nueva ordenanza de terrazas tras
tres años esperando que se modificara la que aprobaron hace
apenas cuatro. Aunque en numerosas ocasiones los
responsables del Ejecutivo han salido a la palestra para
comprometerse con los hosteleros a mejorar las condiciones
del sector, y han reconocido ser conscientes de que este es
fundamental para impulsar el turismo, nada se ha hecho para
lograrlo. Es más, lejos de avanzar, sólo se ha retrocedido
con una normativa que nació desfasada y con todos los
empresarios en contra. A pesar del evidente sinsentido de la
decisión tomada por el Ejecutivo, este nuevamente no ha dado
ninguna explicación. Y es que, si hay una razón para tomar
la medida, los empresarios, al menos, deberían conocerla ya
que de ella depende el futuro de sus negocios y de decenas
de empleos.
La cuestión de las terrazas
ha sido espinosa desde el principio. Desde el Gobierno se
han dedicado a sacar el capote durante tres años. Parece que
sólo se han dado bandazos que han acabado en nada,
desperdiciando tiempo y trabajo de los técnicos, ya que la
anterior consejera de Fomento aseguró en varias ocasiones
que las modificaciones de la ordenanza estaban listas para
ser aprobadas. Sin embargo, el tiempo ha pasado y nada se ha
hecho. Igual ha ocurrido con la bajada del IPSI prometida a
los empresarios, o el compromiso de conceder una pista para
las prácticas de conducir que las autoescuelas reclaman
desde hace años, o la medida para que se tengan que licitar
todas las obras por valor superior a 500 euros que tan
criticada ha sido por el sector de la construcción. Los
empresarios no están contentos y reclaman un apoyo
definitivo, no sólo palabras, de un Gobierno que ni les ha
cumplido ni les ha dado explicaciones.
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