El pasado miércoles, 14 de
octubre, se leyó en el Instituto Universitario General
Gutiérrez Mellado la tesis doctoral titulada: Los conflictos
por Ceuta y Melilla: 600 años de controversias, realizada
por Jorge Luis Loureiro Souto y dirigida por el prestigioso
historiador militar Fernando Puell de la Villa.
En la tesis doctoral: Los
conflictos por Ceuta y Melilla: 600 años de controversias,
se estudian los conflictos que el cristianismo y el Islam
han disputado en el Magreb desde que la Corona de Portugal
conquistó Ceuta, en el siglo XV, hasta el día de hoy. Entre
sus objetivos se encuentra mejorar la comprensión del actual
diferendo que existe entre España y Marruecos por la
soberanía de Ceuta, Melilla, los peñones de Vélez de la
Gomera y de Alhucemas y el archipiélago de Chafarinas,
centrándose la investigación en un área geográfica que
comprende el noroeste del continente africano y un ámbito
temporal que se extiende desde la conquista portuguesa de
Ceuta, en 1415, hasta hoy.
Asimismo, en este trabajo se
plantean las controversias entre España y Marruecos por
estas ciudades e islas desde una perspectiva novedosa, pues
se considera que los conflictos que se han disputado por su
soberanía trascienden el ámbito estatal porque poseen una
dimensión religiosa que ha estado patente durante siglos y
parece que se tiende a olvidar en nuestros días, ya que los
mencionados conflictos se han caracterizado durante cientos
de años por constituir una lucha entre religiones que se ha
comenzado a disputar incluso antes de que España y Marruecos
hubieran adquirido su estructura actual como Estados.
Además de estudiar el papel que
han desempeñado las plazas españolas del norte de África en
aquellos conflictos, también se analizan numerosas
cuestiones de gran interés que son desconocidas para buena
parte de la sociedad española, como la epopeya de Portugal
en el Magreb, donde la Corona portuguesa llegó a instaurar
el reino do Algarve Dalém Mar en Africa, en el norte del
actual Marruecos; la conquista de la villa de Cazaza por la
Corona de Castilla; la presencia castellana en la Berbería
de Poniente; la ocupación hispana de Larache y de La Mamora
y su posterior pérdida; el enfrentamiento entre cristianos y
musulmanes en el mar; la cuestión del corso y de la
piratería en ambos bandos; la instauración de una república
corsaria en Salé la nueva (la actual Rabat) por moriscos de
la localidad extremeña de Hornachos; la situación de los
fugitivos, los desertores y los renegados; las discusiones
que se produjeron por la conservación o el abandono de los
presidios menores; la instauración de un protectorado
español en la costa sahariana; la invasión del Sahara por el
Ejército francés; la ocupación de Marruecos por las
potencias europeas; los conflictos de la época del
Protectorado; o el proyecto de instauración del Gran
Marruecos una vez que el país obtuvo su independencia, por
poner tan solo algunos ejemplos.
Por otra parte, se plantean sendas
hipótesis que deberían servir para que se realizara una
profunda reflexión sobre la situación de estas ciudades. La
primera es la siguiente: Aunque desde la conquista de Ceuta
en 1415 y la ocupación de Melilla en 1497 ambas han sido
plazas avanzadas de la cristiandad en territorio del Islam,
Ceuta y Melilla se están transformando paulatinamente en dos
ciudades islámicas enclavadas en Occidente. Si esto fuera
así, el Islam estaría en vías de reconquistar estas ciudades
—al menos, en cierto sentido— y no lo estaría haciendo
mediante la guerra, sino en virtud de la demografía, y lo
estaría haciendo, además, pacíficamente. Esto se debe a que,
en las últimas décadas, se ha establecido en ellas un grupo
étnico de origen marroquí y religión musulmana que, con el
paso del tiempo, ha adquirido la nacionalidad española y
pronto constituirá la gran mayoría de su población,
relegando al grupo étnico de origen peninsular a un segundo
plano —al menos, en el ámbito demográfico—.
No obstante, esto no quiere decir
que Ceuta y Melilla tengan que convertirse necesariamente
por ello en ciudades marroquíes, pero se establecerá una
situación muy diferente de la que ha prevalecido hasta
ahora, porque, después de seiscientos años, habrán dejado de
ser plazas avanzadas de la cristiandad en el territorio del
Islam para convertirse en sendas ciudades musulmanas en
suelo de Occidente, en las que conviven musulmanes de origen
norteafricano —buena parte de los cuales ha adquirido la
nacionalidad española— con españoles de origen peninsular.
Como resultado de ello, estas ciudades se encuentran sumidas
en un proceso de cambio que las habrá modificado
notablemente dentro de escaso tiempo, al menos desde la
perspectiva social.
Además de validar las
hipótesis que se plantean, se formula una serie de
conclusiones que tienen gran interés, pues a pesar de la
larga serie de conflictos que se han disputado por estas
ciudades, ambas han dejado de ser fortalezas avanzadas de la
cristiandad en territorio del Islam para transformarse en
peculiares puntos de encuentro entre ambas civilizaciones,
lo cual ofrece nuevas oportunidades, pero también presenta
desafíos inéditos: oportunidades para que dos civilizaciones
diferentes, fundadas sobre religiones rivales, puedan
aprender a comprenderse mejor y se enriquezcan por disponer
de espacios compartidos que les permitan descubrir fórmulas
de convivencia.
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