Lo conocí en Málaga, hace varios años y fue un placer.
Actuaba en el “Teatro Cervantes” durante el “Festival de
JAZZ” de esta ciudad y que se celebra en toda Andalucía
durante el mes de Noviembre. Yo ya había estado en los
“Festivales” de Sevilla, Granada, Cádiz y luego el de
Málaga. Durante cerca de 25 años he asistido
ininterrumpidamente a estos “Festivales” anuales, no faltaba
a la cita ( por aquel entonces, yo vivía en Algeciras). Pero
al vivir actualmente en Ceuta, no me puedo perder el
“Festival de JAZZ” de nuestra ciudad, que ya lleva la
friolera de 21 años, cuando mucha gente no apostaba por él.
Lo presenté durante varios años.
Volviendo a Málaga, me encantó
hablar con MICHEL PETRUCCIANI. Verlo subir al escenario era
toda una odisea, siempre acompañado de alguien. Era muy
pequeñito, mediría 1:40 más o menos, pero tenia unas manos
de oro.. Una vez en el escenario, y ante el inmenso piano,
se sentaba en una banqueta, que era otra odisea, ya que el
acomodarse a ella le costaba mucho hasta que adoptaba la
postura adecuada para empezar a tocar el enorme instrumento
que tenía delante. No llevaba acompañamiento ni siquiera un
saxofón, “el instrumento rey del JAZZ” .El silencio se hizo
total cuando empezó su actuación, solamente interrumpida,
cada vez que terminaba un tema. Definitivamente, un genio.
Tenía tan sólo 36 años y venía de haber hecho una gira por
Japón. A pesar de su minúsculo cuerpo, tenía unas manos que
se deslizaban por las teclas del piano, cual si pájaro
volando. Ciertamente no necesitaba de compañía instrumental,
él lo llenaba todo ( como le ocurriera a otro grande del
JAZZ, ya fallecido, el catalán TETE MONTOLIÚ, ciego de
nacimiento, pero que tocaba el piano como quería; yo tuve la
inmensa suerte de verlo en Sevilla).
Volviendo a MICHEL PETRUCCIAN,
como ya dije antes, fue un gusto hablar con él ( a la
terminación del concierto). Tenía, sufría de “la enfermedad
de los huesos de cristal”. Se dice que estas personas suelen
fallecer jóvenes. Yo he conocido varios casos, pero tan sólo
a través de revistas o por T.V. A pesar de su enfermedad,
PETRUCCIANI, francés de nacimiento, se entregaba a su MÚSICA
con todas sus fuerzas, transmitiendo su energía y haciendo
que la gente disfrutara con él. Pensar en aquel
“hombrecillo” y verlo tocar el piano, era como descubrir un
mirlo entre mil. El músico iba desgranando tema tras tema,
ofreciéndonos un concierto, un repertorio musical en el que
sonaron temas muy conocidos.
Después de cerca de dos horas,
MICHEL PETRUCCIANI se levantó de la banqueta, como pudo,
siempre con ayuda y saludó a todos los espectadores que no
parábamos de aplaudir. Al final, tuvo que repetir algún que
otro tema.
Salí del teatro en busca de mi
coche y ,¡sorpresa!, me encontré a MICHEL PETRUCCIANI que
iba en una silla de ruedas, dirigida por él mismo, con sus
pequeñas piernas cruzadas. Iba solo. Yo me acerqué y en
francés le dije:”Bonne nuit, merci pour le grand concert” (
“buenas noches, gracias por el enorme concierto”). Él me
miró con mucha ternura a través de sus redondas gafas y me
respondió:” Merci pour toi”( “gracias a ti). Yo le dí un par
de besos y me pareció estar dándoselo a un pequeño niño. Se
me quedó mirando fijamente, como agradeciendo el cariño que
le demostré.
Pero MICHEL PETRUCCIANI tenía “la
enfermedad de los huesos de cristal”, enfermedad de difícil
cura. A los 3 o 4 meses de haber actuado en Málaga donde yo
le vi, falleció. El mundo el JAZZ lo sintió mucho, pues se
perdía a un artista genuino e único. Músicos como él, con
tanta fuerza y ganas de transmitir, no habíamos visto y más
en sus circunstancias. Por supuesto se le rindieron varios
homenajes. Merece la pena tener discos de él, donde el piano
te levanta el ´animo o te relaja, según las circunstancias.
Cuando falleció, y viviendo yo en
Algeciras me publicaron un sentido artículo, en el “Europa
Sur”, ya que hacía poquísimo tiempo que lo había visto
actuar. Como ya he dicho, tenía tan sólo 36 años ( de esto
puede hacer unos 15 años).
¡Por MICHEL PETRUCCIANI y el
JAZZ!.
* Maestra
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