Los agentes de la Guardia Civil en
Ceuta han recibido un nuevo respaldo al trabajo que día a
día llevan a cabo para luchar contra la inmigración y
atender a quienes llegan a Europa en busca de una vida mejor
y, en esta ocasión, el apoyo ha llegado directamente del
sistema judicial. Con el archivo de la causa abierta contra
dieciséis guardias civiles por la muerte de 15 inmigrantes
en la madrugada del 6 de febrero de 2014, se ratifica que
los agentes actuaron cumpliendo con su trabajo. Una labor
que se ha visto empañada por un triste suceso que ha
perjudicado seriamente la imagen de la Benemérita en lo que
a su trabajo en el control de la inmigración se refiere.
Desde que se abrió la causa y se imputó a los agentes, desde
el Cuerpo son muchas las voces que se han alzado para
defender la labor humanitaria, esa que no se ve, que
realizan los agentes. A ellas se han unido las de los
representantes políticos, aunque no las de todos. Y es que,
las críticas han sido muchas y han llegado desde demasiados
frentes incluso desde organizaciones sin ánimo de lucro.
En casos como el 6F lo fácil es caer en la crítica, en
apuntar con el dedo para buscar un culpable. No es jugar
limpio y eso ha hecho mucho daño a un Cuerpo como la Guardia
Civil que, ante todo, vela por la seguridad de los
ciudadanos, con independencia de cuál sea su país de origen.
Son muchas las muestras de ese comportamiento humanitario
que tienen los guardias civiles cuando casi a diario se
encuentran con inmigrantes que llegan a la costa ceutí
desahuciados y en busca de alguien que les dé la mano. Una
situación en la que los inmigrantes siempre encuentran a los
guardias civiles, para ayudarles, para acogerles, para ser
la cara amiga en un momento de incertidumbre. Para
comprobarlo, sólo es necesario salir a las calles de Ceuta,
aunque, claro, muchos de los que han criticado a los agentes
nunca han pisado la ciudad.
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