La Guardia Civil y la Policía
Nacional son los primeros encargados de velar por la
seguridad de los ciudadanos y esta encomienda debe ser una
prioridad en la sociedad. Y es que, sin seguridad, lo único
que queda es el caos, porque siempre habrá quien no cumpla
las normas. Un caos que no se puede consentir en la sociedad
moderna y que se ha intentado combatir de muchas maneras
hasta la creación de instrumentos como son la Benemérita o
el Cuerpo Nacional de Policía en el caso de España. Sin
embargo, sin agentes, la institución por sí sola no puede
actuar y sin los agentes suficientes su labor se ve mermada.
Esta situación es precisamente la que denuncian en Ceuta
tanto desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC)
como desde la Unión Federal de Policía (UFP). En ambos
cuerpos, los representantes de estos sindicatos en Ceuta,
aseguran que no hay agentes suficientes. Y es grave, muy
grave, que en una ciudad fronteriza, con una presión
migratoria cada vez mayor, en la que el tráfico de drogas es
una realidad nefasta y donde la amenaza yihadista también
está presente, que se regatee en seguridad. La seguridad es
una prioridad, y no es cuestión de recrear en Ceuta el Gran
Hermano de Orson Welles, pero sí de garantizar el bienestar
de sus ciudadanos y que se respete la ley en las calles. Por
ello, es vital que la clase política sitúe en su agenda,
como una prioridad, atender las necesidades de personal
tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil, y no
sólo las de personal, sino también la de medios materiales y
de sedes donde desarrollar su trabajo. Hay que atender las
reclamaciones de UFP y AUGC y, además, legislar bien claro,
sobre todo en cuestiones como inmigración, para dotar de
seguridad jurídica los actos de cada uno de los agentes que,
ante todo, velan por la seguridad de los ciudadanos.
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