Mariano Rajoy, líder del PP y
presunto excelso dios plutónico de la política nacionalista
española, por la gracia de la mayoría absoluta conseguida,
hace aproximadamente cuatro años en las urnas. Según lo
demostrado, por activa o por pasiva, ha ejercido
totalitaristamente, desde que tomara posesión de la
presidencia del Gobierno estatal. Nada más jurar, a las
11,00 horas del 21 de diciembre de 2011, en el Palacio de la
Zarzuela, ‘al pil pil’ ante la Biblia y un crucifijo, en
presencia del Rey emérito, diciendo “juro cumplir fielmente
con mis obligaciones como presidente del Gobierno, con
lealtad al Rey y a la Constitución. Y guardar y hacer
guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”.
Tengo claro que, Mariano Rajoy, no
ha cumplido fielmente con sus obligaciones como presidente
del Gobierno, al haber atentado presuntamente contra el
bienestar… de la población. Utilizando presuntamente la
Constitución como le ha convenido a él y a su partido a
espaldas del pueblo. Sin embargo, ha actuado con máxima
lealtad y fidelidad al Rey y a la Corona española. Hasta el
punto que, contraviniendo los principios constituyentes,
relativos a que los poderes públicos deben emanar del
pueblo. El ‘monárquico’ PP de Rajoy, Aznar, Rato… nos coló
al rey Felipe VI por la gatera de la puerta de atrás de la
democracia, similarmente como lo hizo el genocida Franco,
colocándonos al rey emérito Juan Carlos.
Con el agravante de que,
presuntamente se ha atentado contra el derecho de igualdad,
entre la mujer y el hombre, a tenor de lo plasmado en la
línea sucesoria de la machista Constitución. La que hay que
reformar profundamente, comenzando desde la más alta
institución del Estado hasta la menos insignificante. Casa
Real en la que, algunos de sus buques insignias
presuntamente hacen agua, por la proa y popa, porque el 11
de enero próximo, Cristina de Borbón se sentará en el
banquillo de los acusados por el caso Nóos, a pesar de las
presuntas trabas de ciertos poderes a la Justicia en ese, y
en otros presuntos casos de corruptelas políticas.
Consecuentemente, el nefasto
presunto caudillo, Mariano Rajoy, cabecilla de las presuntas
tribus, castas, hordas o clanes… políticos presuntamente
circunscritos en sus filas desde mucho antes de hace tres
décadas, y de compleja definición por mi parte. Ha hecho
desde la presidencia del Gobierno español, con su rodillo
democrático, todo lo contrario que prometió en su programa
electoral. Ganándose, por desméritos propios, ser calificado
como el enemigo más importante de gran parte del pueblo
honrado y trabajador. Presunto Atila que, con su arbitraria
forma de proceder ha empobrecido en estos años, aún más, al
pueblo… que ha de hacer frente a tantas golferías y
atropellos por parte de presuntas ‘excelencias’ políticas,
que se han llevado como presuntamente Rato, Fabra, Granados…
hasta las gomillas de atar los fajos de billetes. Dejando
ciertas arcas… presuntamente arrasadas, con su devastador
presunto corrupto proceder despilfarrador y saqueador.
No siendo raro que, la sede
central del PP en Madrid fuera registrada por la policía, ni
que extesoreros del PP estén presuntamente implicados en
tramas corruptas o de financiación ilegal de su partido,
como son los presuntos casos del extesorero Luis Bárcenas, y
del exgerente del PP Balear, Fernando Areal, el que ha
admitido recientemente que el PP balear se financió
irregularmente. Habiendo pactado una condena de año y medio
de prisión y una multa de 15.000 euros. Siendo este
elemento, para más inri, cuñado del presunto delincuente y
chorizo de guante blanco, el expresidente del PP balear,
Jaume Matas.
No obstante, a pesar de tenerla
algunos nacionalistas españoles del PP en Madrid, más dura
que el cemento armado, son capaces hasta de bailar una
sardana, para rentabilizarlo en las urnas. Yéndole al PP en
las pasadas elecciones catalanas del 27-S como se merecía,
es decir: rematadamente mal, porque recibió del votante
pueblo catalán un fuerte varapalo democrático, porque más
presunta opresión, mentiras y atropellos no cuelan. Siendo
ofensivo que, denominaran dicha cita electoral como
plebiscitaria.
Aunque, el PP, ha hecho de
esa nueva derrota, y ya van tres en lo que va de año en las
urnas, un triunfo. Y si les es necesario, ‘por el bien de
España’, saca, el PP, nuevamente su artillería pesada contra
la esencia y libertad de los pueblos, para no perder sus
‘fueros homologados o no’. Por ello, votando en las
elecciones generales, convocadas para el 20 de diciembre
próximo, podremos echar del poder al PP. Indignándome que,
Rajoy esté ya utilizando sus marcadas cartas, al abandonar
definitivamente el plasma para inaugurar farolas, carreteras
o pantanos, similarmente como lo hacía el dictador Franco,
publicitándolo en el NODO.
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