Después de que Ceuta haya sufrido
uno de los incendios más graves de los últimos años, en el
que se han arrasado más de treinta hectáreas de monte, llega
la hora de hacer balance, pero también de depurar
responsabilidades. Desde los partidos de la oposición no han
tardado en exigir que se actúe y ya han pedido que se
investigue lo ocurrido y que se tomen las medidas
pertinentes. Mientras, la respuesta de la Ciudad Autónoma ha
sido la cautela (una línea habitual en el Ejecutivo de
Vivas, poco ducho en tomar medidas contundentes cuando la
situación lo requiere) y desde el Ministerio de Defensa han
dado la callada por respuesta.
A pesar de que se ha confirmado que el fuego tuvo su origen
en los ejercicios de tiro llevados a cabo por los militares,
desde Defensa no ha habido un pronunciamiento oficial ante
la estupefacción de propios y extraños. Y es que, lo mínimo
que se esperaba, es que se dieran explicaciones y
aclaraciones de lo ocurrido por parte de los responsables.
Esto no quiere decir que se deba acabar en un juzgado con un
culpable, pero al menos sí conocer cómo se pudo desatar un
incendio que podía haber tenido graves consecuencias, entre
ellas, la de alcanzar viviendas en las barriadas más
cercanas a García Aldave. Este es un proceso de
transparencia que tiene que liderar la Ciudad Autónoma y el
Gobierno de Vivas, que debe dejar el segundo plano para
ponerse al frente de situaciones como esta y aclarar lo
ocurrido, sin que eso signifique tener que arremeter contra
nadie ni ninguna institución, pero sí poner bajo lupa todo
lo que ocurre en la ciudad.
Es necesario anteponer la responsabilidad que el pueblo
delega en el Gobierno para darle a los ciudadanos, al menos,
una explicación, la que exigen. Luego habrá que ver si es
necesario tomar medidas y depurar responsabilidades.
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