Segunda jornada del juicio contra el ciudadano suizo Yassni
Z., acusado de cortarle el cuello a un policía nacional el
20 de septiembre de 2012 en el complejo rural Miguel de
Luque. La vista volvió a desarrollarse en presencia del
acusado en la sala de vistas de la Sección VI de la
Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta ante un tribunal
compuesto por tres magistrados bajo la presidencia de
Fernando Tesón.
Relajación en las medidas de seguridad, ya que ayer, a
diferencia de la primera sesión, la del lunes, el acusado
compareció esposado con las manos delante y escoltado en la
sala por dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía.
Se trata de un ciudadano suizo al que se acusa de infligir
un profundo tajo en el cuello a un agente del Cuerpo
Nacional de Policía que se encontraba libre de servicio, y
al que también le asestó cuchilladas en el pecho, en la mano
izquierda y en la zona lumbar derecha, amén de una patada
que le provocó el estallido de un testículo. También se le
juzga, además de por la tentativa de homicidio reseñada, por
un robo con fuerza en el bar de complejo rural.
La Fiscalía pide para Yassni Z. siete años de cárcel por el
homicidio frustrado así como 18 meses de prisión por el
robo, mientras que la acusación particular solicita del
tribunal una sentencia condenatoria de 13 años de cárcel por
la tentativa de homicidio y otros tres más por el robo. La
defensa del acusado quiere que se aplique una eximente
incompleta por transtorno mental.
Ayer sólo se efectuaron dos testificales. La primera, la de
un joven testigo protegido que aportó pocos datos. Vio a una
persona corriendo con algo en la mano que no pudo
identificar. Testificó mediante videoconferencia y dijo no
reconocer al acusado. “Hace tres años ya y yo intenté
olvidarlo todo”, explicó.
No obstante, se reafirmó y ratificó en las declaraciones que
realizó en su momento en sedes policial y judicial. Allí
dijo identificar a la persona acusada y también dijo que vio
que en la mano llevaba “una metralleta”. Un dato que
concuerda en cierto modo con la testifical que tuvo lugar
posteriormente por parte de un agente del Cuerpo Nacional de
Policía que acudió al lugar de los hechos la noche en que se
produjeron.
Precisamente el agente fue de los que llegaron comisionados
por la Sala del 091 al lugar de los hechos. El policía llegó
en primer lugar al bar donde se presuponía que se había
producido un robo y allí observó en primer lugar que el
interior estaba algo revuelto y reparó en que habían unos
cuchillos y también un arma larga de aire comprimido (“airsoft”),
que podría concordar con la descripción que hizo el testigo
protegido de “una metralleta”.
En todo caso, el agente se dirigió de inmediato a la cabaña
que habita la propietaria del complejo rural, donde se
habían refugiado el policía herido y su esposa, así como las
tres mujeres de la casa: la propietaria, su madre de 82 años
y su hija de 22, embarazada de seis meses.
“Dantesco”
El policía explicó que en la puerta del bar se encontró un
charco de sangre y que siguiendo el reguero llegó hasta la
cabaña, donde se encontró un “espectáculo dantesco”. El
policía herido se hallaba en el suelo, desplomado, sangrando
profusamente por el cuello y su esposa taponándole la herida
con una toalla.
El agente asistió posteriormente a la detención del
sospechoso, que quien dijo que su agresividad era notoria,
hasta que fue reducido, hecho que provocó que depusiera su
actitud.
Las partes renunciaron al resto de testimonios previstos
ayer por la mañana, que eran los dos otros dos agentes del
Cuerpo Nacional de Policía.
Hoy está previsto que testifique la dueña del complejo rural
y otra persona más y mañana está previsto que testifiquen
dos policías locales. Se desconoce por el momento cuándo
testificará el forense que exploró al acusado en dos
ocasiones para determinar su estado mental.
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No parecen haber dudas sobre la autoría del intento de
degollamiento
Habida cuenta de los testimonios
que se han venido prestando en la sala de vistas de la
Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta,
pocas dudas hay de que Yassni Z. sea el autor del brutal y
salvaje ataque que sufrió el funcionario de policía que
recibió un profundo corte en el cuello además de otras
heridas de gravedad. En efecto, todos los testimonios están
siendo coincidentes y el acusado se ha limitado a decir que
no recuerda nada de lo ocurrido. La estrategia de la
defensa, por ejemplo, se centra en obtener una eximente
incompleta, argumentando un trastorno mental. Al acusado le
fue diagnosticada hace unos años en Suiza una esquizofrenia,
además de padecer otras enfermedades mentales.
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