Buen día, gente:
Con una sola noche de lluvias vuelve el espléndido sol y con
él vuelven los escándalos económicos y políticos como si
viviéramos en el País de las Maravillas con una Alicia de
abonos diferidos y recortes directos.
Tontería que escribo en el primer párrafo de esta opinión y
que de seguro dirán que es ridícula, pero no me importa tal
como están las cosas en el panorama del país.
Para ser político en éste país –basta apuntarse a una lista-
y vivir del cuento, sin preocuparse de hacer política, es
muy sencillo y engrosa, enormemente, la bolsa de uno cuando
el dinero suena.
Llevamos una larga tanda de escándalos financieros
protagonizados por gente que de una manera u otra han creído
alcanzar el cielo.
Un ejemplo muy claro es el de Rodrigo Rato Figaredo –no le
intercalo la ‘y’ entre los apellidos porque eso es mucha
vanidad- que, después de estar en la cúspide de muchas
instituciones, cae por su propio peso pero amortiguado
claramente por las patrañas judiciales.
El compadre del que fue el mejor peor bandolero madrileño,
Luis Candelas, va y viene a su antojo mientras sus peones se
pudren en calabozos lo que configura que Rodrigo Rato
Figueredo es un producto de la marca España, que traduzco en
el idioma de Ana Botella: Made in Spaín by PP.
Parece que seguimos viviendo en el país de las maravillas
nefastas. Lo de Rodrigo Rato Figueredo, y otros de su misma
calaña, son pequeñas tonterías que no “suponen delito”…
cuando lo cometan el delito de verdad, como es el de robar
un pan en el supermercado, convertirse en ‘sinpa’ después de
unos cuantos cubatas, robar el bolso a una señora y dejarla
con un palmo de narices… lo veremos en la cárcel gracias a
esta Justicia ‘tuerta’ que castiga a los necesitados y
bendice a los acaparadores.
Otra cosa es ser político que no siga siendo esclavo del
mandamás. A este tipo de político lo echan a las fieras al
instante y de nada vale que el propio presidente del
gobierno español ponga excusas de que no tiene nada que ver
con las inculpaciones… si tienen hasta Ministro de Justicia,
que al fin y al cabo es el jefe de todos los jueces y
fiscales, ¿o no?
Otro tema.
Como ya entramos en la fase en que nuestros hijos comienzan
a rodar por las escuelas, institutos y universidades,
conviene notar que la política se inmiscuye fuertemente en
el desarrollo de la educación, como lo demuestra la postura
de Cristina Cifuentes Cuencas contra la alcaldesa de Madrid,
Manuela Carmena Castrillo.
Un duelo entre estas dos madrileñas a cuenta de la Escuela
de Tauromaquia de Madrid que lleva visos estrambóticos y que
lo transforma en una continua lucha del PP por restar
valores a los demás partidos políticos y a sus
representantes.
¿Qué el ayuntamiento retira la subvención a dicha escuela?,
eso es asunto de la administración local y muy bien puede la
presidenta de la Comunidad subvencionarla por su parte. Lo
que son las cosas, los del PP hacen recortes en Educación,
quitan cientos de miles de becas, cierran comedores
escolares, suben tasas universitarias a precios altísimos…
¡y se queja de Carmena! ¡Menuda caradura tiene la presidenta
de la Comunidad!
El Ayuntamiento madrileño no cierra la mencionada escuela,
solo le quita la subvención y lo único que se le ocurre
decir a Cristina Cifuentes es: “No voy a permitir que
cierren la Escuela de Tauromaquia de Madrid”… estrambótico
de veras porque añade culpando a Carmena “…que ha creado un
conflicto donde no lo había y romper un consenso político y
social…”. ¿De qué consenso habla?, si hasta ahora, que yo
sepa, los peperos han venido usando el rodillo sin consenso
alguno.
Mira Cristina Cifuentes Cuencas, el conflicto viene desde
lejos, remachado por el toro de la Vega, y Manuela Carmena
Castrillo se limita a cumplir su programa. En fin, la vida
sigue y yo también.
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