De nada sirven las excusas para
curar a un enfermo y Ceuta lo está de gravedad. El número de
parados que hay en la ciudad se han convertido en el mayor
problema de la sociedad caballa y, lo alarmante, es que se
ha tomado como un mal endémico que encima se ha querido
justificar dando toda clase de interpretaciones a los datos.
Puede ser cierto que el número de afiliados a la Seguridad
Social no ha caído en proporción a lo que ha subido el
número de parados, también que el número de ciudadanos ha
aumentado en la ciudad considerablemente en los últimos años
como consecuencia del regreso a casa de ceutíes que vivían
fuera y retornaron tras quedarse sin trabajo, pero la
realidad es que Ceuta se ha demostrado incapaz de reinventar
su economía para dar trabajo al creciente número de parados.
Ya son 13.360 las personas que se encuentran inscritas como
desempleados en el Servicio Público de Empleo en la ciudad y
este número ha crecido a pesar de que en septiembre se lanzó
un nuevo Plan de Empleo. Una herramienta que se ha
demostrado más que incapaz de ofrecer una verdadera
inserción laboral y que aún así se sigue utilizando
derrochando un dinero que se ha demostrado como una ayuda
social. Mientras, el Gobierno busca razones que señalen el
crecimiento del paro como cosa ajena. Sin embargo, de nada
valen las excusas. Ya es hora de poner en marcha políticas
que hagan de Ceuta esa ciudad verdaderamente comercial y
turística de cara a Marruecos. Esta es una de las diversas
oportunidades reales que tiene la ciudad de hacer crecer su
economía. Sin embargo, a pesar de los continuos proyectos
que anuncia el Ejecutivo para hacerlo, parece que todo queda
en brindis al sol. Ya ha llegado la hora de ponerse a
trabajar porque no sólo de ayudas vive el hombre y tampoco
lo puede hacer Ceuta.
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