El Teatro Auditorio del Revellín vivió una de esas noches
mágicas que gustan recordar., gracias entre otras cosas, al
gran trabajo que realiza la Tertulia Flamenca de la ciudad,
en colaboración con la consejería de Educación y Cultura.
Una imagen del mismísimo Antonio Mairena, poseedor de la
LLave de Oro al Cante, ponía esencia y respeto a un
escenario que se vistió con sus mejores galas, para recibir
a unos artistas que volvieron a hacer las delicias de apenas
un centenar de personas que se encontraban en las butacas.
Abrió la noche Antonio Carrión, que al toque de bulerías,
arrancó los primeros aplausos de la noche. Con la elegancia
por bandera, “el niño” Carrión puso la raíz a una noche muy
pura y flamenca.
A continuación le llegó el turno al ceutí, Paco Jimeno, que
con su característico sentimiento puso el son a unos acordes
que metió a los presentes de lleno en la gala.
La voz la pusieron la malagueña Ana Farga, que empezó por
seguidilla, Miguel Rovira, Margary Meléndez y la gaditana
Manuela Cordero.
El baile estuvo a cargo de la Escuela de Danza de María José
Lesmes, que una vez más, exhibió su poderío sobre el
escenario.
Sin duda, fue una noche en la que se respiró flamenco puro,
ante un público entregado y metido de lleno en una gala que,
volvió a dejar constancia de la fuerza que tiene esta
modalidad en el panorama musical.
En el auditorio se vio a un público de todas las edades y en
el que se pudieron ver a andaluces afincados en Ceuta, que
no quisieron perderse éste sello tan personal de una tierra
que es la cuna de los grandes artistas del mundo del
flamenco.
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