Buen día, gente:
Llevo ya algún tiempo que no consigo escribir artículos de
opinión de manera continuada.
La causa de ello está en que mi mente está divagando al otro
lado, el lado oscuro, de la sinrazón de mantener una
política increíblemente zafia en nuestro país y de viajar
como complemento.
Por un lado tenemos un Gobierno de la nación que no nos
gobierna, que juega al solitario en solitario –por la
mayoría parlamentaria- y que suele achacar a los demás
partidos los hechos, declaraciones, exclamaciones, etc. que
ellos mismos realizan, como quitándose de encima todo lo
negativo.
El Gobierno español ha dejado el timón, desde hace tiempo,
para centrarse en una región del país que intenta poner las
cosas en su sitio, aunque los que dirigen esa región lo
hacen de manera poco clara para el entendimiento común de la
gente.
Las recientes elecciones al Parlamento catalán han dejado un
reguero de indecisiones, intromisiones e injusticias
tremendo.
La planificación previa, poco inteligente por parte de todos
los partidos actores, adoleció de una clara y sensata
definición de la hoja de ruta de cada uno de ellos por la no
inclusión de posibilidades de casos contrario a las
intenciones.
Me aclararé:
En primer lugar cometieron un tremendo error en planificar
la campaña electoral con el ojo puesto en proyectar un
imaginario plebiscito que, supuestamente, pudieran darle
opciones de proseguir la ruta hacia independencia. Tenían
que haber insistido en lo que en realidad eran esas
elecciones: para elegir los miembros del Parlamento y
consiguientemente al Presidente de la Generalitat.
Después, podrían haber manifestado las intenciones, fueren
las que fueren, de llevar a cabo las proyecciones de futuro,
no antes y a través de voceros bocazas que han confundido al
votante de una manera harto elocuente.
En segundo lugar cometieron otro tremendo error al no
planificar el proyecto de manera que no perjudicara el
normal desarrollo de una política situada en el centro de la
cuerda floja. Tenían que haber planificado al detalle todo
lo concerniente a las propias elecciones, como la elección
del presidente de la Generalitat, sea cual fuere el
resultado final de las votaciones al Parlamento catalán y
con ello sellar los pactos de manera adecuada y no, como
ocurre ahora, dejando paso a la improvisación de que un
partido, incluido en el pacto como es la CUP, no quiera dar
su voto en favor de determinada persona en la elección de
presidente catalán y a la vez declarar que se sienten
derrotados… ¿Derrotados por qué? Si estas pasadas elecciones
no lo eran para elegir o no la independencia de Catalunya,
por mucho que manifiesten y sigan manifestando que las
consideraban un plebiscito.
En tercer y último lugar, la postura del Gobierno de Mariano
Rajoy Brey, desde el principio de su toma del poder, ha
sido, es y será completamente errónea: absoluta carencia de
diálogo y creerse por encima de la leyes, quieran que no eso
es real, imponiendo su voluntad antidemocrática a los demás
e ignorando a un importantísimo sector de ciudadanos, a los
que ningunea de manera descarada, atropellándolos en su
legítimo derecho a decidir.
En resumen, que las elecciones al Parlamento catalán del
pasado 27-S han sido, y serán en el recuerdo, la puesta en
escena de una obra teatral esperpéntica que no ha hecho más
que dejar las cosas como estaban, o sea en una olla que
hierve y estará hirviendo hasta quemar todo su contenido sin
excepción.
Otro caso es la postura de la Fiscalía respecto al candidato
de CDC. Se ve claramente que es un acto político, llevado al
máximo de la expresión del lado oscuro de nuestra supuesta
democracia.
En fin, la vida sigue y yo también, esperando que, al menos,
recuperen la cordura nuestros políticos.
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