El personal sanitario y no sanitario del Centro de Salud de
El Tarajal se concentró ayer a mediodía ante las puertas del
edificio para protestar ante las continuas agresiones y
amenazas que sufren por parte de determinados usuarios.
Concretamente, el martes un individuo que portaba un
cuchillo de grandes dimensiones agredió a un celador, a un
administrativo y a un médico. El que salió peor parado fue
el celador, que sufrió arañazos en el cuello. Al parecer,
una vez echado fuera del centro, permaneció durane unos 45
minutos en la puerta, gritando y amenazando al personal.
Finalmente el individuo no fue detenido.
El lunes, un facultativo fue amenazado de muerte, según
explicó él mismo a EL PUEBLO. No sólo éso, sino que a veces
se producen daños en vehículos del personal, como roturas de
cristales.
La concentración de ayer no fue convocada por sindicato
alguno, sino que surgió del propio personal, harto ya de
sufrir en sus carnes las amenazas y agresiones. El centro de
salud sólo cuenta con dos vigilantes de seguridad.
Agresiones y amenazas
En calidad de portavoz del colectivo, el doctor Juan Carlos
Mata Padilla, con treina años de actividad profesional en el
mismo centro -no ha querido cambiar de destino- destacó el
motivo de la concentración de protesta, ya que, como indicó,
son habituales las agresiones verbales y físicas, que se
repiten con frecuencia
“Quizá podamos pecar de aguantar cosas intolerables”,
explicó gráficamente.
“El problema no son los pacientes, con los que hay una
simbiosis de muchos años, sino que hay personas que no
comprenden que el problema es de la administración”.
Solamente en el turno de mañana acuden a diario al Centro de
Salud del Tarajal entre 800 y 900 personas. Sólo hay dos
administrativas en el turno de mañana, y también hay
carencias en el número de médicos y enfermería.
Ante las esperas, “unos comprenden pero otros pierden los
nercios y lo pagan con el trabajador. Sería lamentable que
ocurriera una desgracia personal”, declaró el facultativo.
Hay problemas añadidos, coo por ejemplo el aparcamiento -”la
Policía Local sólo se dedica a venir y multar”-, la falta de
plazas para minusválidos o la carencia de una parada de
autobús.
Por otra parte, el centro no cuenta con un
coordinador-director desde hace nada menos que tres años.
Ello redunda no hay “responsabilidad ni ejercicio
funcional”.
“´Ésto hay que arreglarlo de una vez”, espetó el portavoz
del colectivo.
En líneas generales, las agresiones verbales no llegan a ser
denunciadas, ya que a los agredidos les causa más trabajo ir
a denunciar y después al juzgado, que la compensación que
pudieran obtener por parte de la Justicia. Sí que se
denuncian todas las agresiones físicas.
Desde el punto de vista del colectivo, sería fundamental
concienciar más al usuario de que el personal “es el que es.
Que han de tener paciencia y que las soluciones hay que
buscarlas en otros lugares”, declaró el doctor Mata Padilla.
No se puede achacar, por otra parte, que el personal no esté
cumpliendo con sus obligaciones. De hecho, ni siquiera van a
tomar café.
El personal administrativo, compuesto sólo por dos personas,
se encuentra con colas de hasta cincuenta personas para
obtener citas previas, lo que redunda en la perdida de la
paciencia de determinaos usuarios que, como dice el doctor,
pagan con el trabajador un problema que se achaca, desde el
colectivo, a la administración.
“Es evidente que falta personal”, explicó el portavoz del
colectivo de trabajadores sanitarios y nos sanitarios del
Centro de Salud del Tarajal.
La solución, en este sentido, pasaría por un aumento del
personal a todos los niveles, explicó junto a todos sus
compañeros concentrados el doctor Juan Carlos Mata Padilla,
en representación de todos los trabajadores del centro.
|
Largas esperas, usuarios ‘de los nervios’... y el ‘pato’ lo
pagan los trabajadores del Centro de Salud
En líneas generales, existe una
muy buena relación entre el personal sanitario y no
sanitario del Centro de Salud del Tarajal y los numerosos
usuarios que son atendidos en el mismo.
Ahora bien, hay personas que pierden la paciencia, pierden
los nervios y pagan su furia con el personal. Ésto ocurre
con alarmante frecuencia. Las agresiones verbales son
diarias y las físicas también se producen con cierta
habitualidad.
Los profesionales incluso han de atender a personas que
quieren que se les faciliten servicios que no se les pueden
prestar, como recetas que no pueden ser dispensadas.
“Son situaciones viciadas”, según el doctor Juan Carlos Mata
Padilla, que conducen a un enorme malestar entre los
trabajadores. Fuera de micrófonos, las expresiones que se
utilizan en confianza no pueden ser reproducidas. Lo que sí
es cierto es que el colectivo está más que cansado de una
situación que no parece, de momento, tener solución.
|