Siempre se resalta la importancia
de contar con las redes sociales, de un espacio como
Internet, una herramienta que puede usarse para aprender,
para entretenernos, para trabajar, para conocer nuevas
personas, para intentar cambiar el mundo, y hasta para
quejarnos de todo lo que nos molesta. Y es precisamente en
estos dos últimos aspectos donde conviene centrarse;
“Internet es una herramienta que se puede usar para intentar
cambiar el mundo y para quejarnos de todo lo que nos
molesta”. Ambas cuestiones, en manos de gente peligrosa, de
gente descerebrada, de gente sin escrúpulos que intentan
confundir a los más débiles de mente con erróneas y
malintencionadas interpretaciones de lo real, lo coherente y
racional, es lo que está provocando, en el ámbito del
terrorismo islámico, que se esté produciendo una alarmante
“radicalización exprés”.
Estos portales se están
convirtiendo en la mejor arma de los yihadistas, tal y como
así desvela el último infome del Instituto Español de
Estudios Estratégicos (IEEE), la escuela de analistas de
Defensa, ya que a través de Internet y las redes sociales,
en cuestión de semanas, estos débiles de mente, se
convierten en potenciales terroristas dispuestos a atentar
en territorio nacional o desplazarse a Siria o Irak para
integrarse en el mal llamado Estado Islámico (Daesh). La
publicación y propagación de mensajes y videos que incitan a
la violencia o que exponen las consecuencias de sus actos
terroristas está provocando esta alarmante situación,
advertida desde el Ministerio de Defensa. Quizás hoy por
hoy, y en vista de lo que está sucediendo, se hace más
necesario leyes que delimiten de alguna manera estas
actuaciones en el ciberespacio, con el fin de poderlas
controlar para que no lleguen a esos débiles objetivos de
mente a los que se les ha querido denominar muyahidines.
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