Estamos observando en los
últimos años un cambio en la sociedad que da miedo.
Conductas destructivas, sin respetar las propiedades ajenas
por el simple hecho de encontrarse disgustados con ellos
mismos. En este sentido, durante los últimas días se ha
producido en Ceuta un incremento de actos vandálicos, tras
los cuales son requeridos los efectivos del Servicio de
Extinción de Incendios y Salvamento. Precisamente en la
madrugada del sábado, los integrantes del SEIS tuvieron que
realizar un total de siete salidas, seis de ellas por quema
de rastrojos, cartones, contenedores y vehículos, una
práctica que en las últimas semanas parece que ha repuntado.
En muchas ocasiones estos individuos desarrollan un estilo
de vida fuera de las normas sociales y realizan este tipo de
acciones sin llegar a plantearse las consecuencias que sus
hechos puedan ocasionar. Ya está bien de aguantar estas
actuaciones de descerebrados. Claro está que no se puede
poner un policía en cada rincón de Ceuta, pero si reforzar
los servicios y los dispositivos, a la vez que la justicia
debe ser más contundente contra estos vándalos que lo único
que provocan con estos actos es romper la tranquilidad de la
ciudadanía, generando un grado de inseguridad que provoca
que nadie pueda dormir tranquilo, ya que cualquier día su
vehículo, su establecimiento o su propio edificio podría
verse afectado por un vándalo de tres al cuarto que se
dedica a efectuar sus fechorías con total tranquilidad.
Mucho van a tener que trabajar desde esa nueva GRUMA
anunciada por el portavoz del Gobierno, Jacob Hachuel, para
intentar dar caza y acabar con estos sinvergüenzas que, de
momento, parecen campar a sus anchas por las calles de la
ciudad. Esperemos que esta situación cambie de manera
radical.
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