En las elecciones catalanas, tres
son los bloques que se van a enfrentar: de un lado, quienes
niegan el derecho de autodeterminación (PP, Ciudadanos y
PSC). Por otra parte, quienes, en caso de ganar de manera
holgada, pretenden convertir el resultado en un referéndum
en favor de la independencia. Artur Mas, escondido en el
cuarto puesto de la lista, lidera esta opción. Finalmente,
los que se centran en la reivindicación de los derechos
sociales: Catalunya Sí que es Pot.
El tema nacionalista lo ha
atravesado todo en estas elecciones. Los tres bloques que
van a pelear por tener un resultado considerable son
definidos por su postura acerca de tal debate. Catalunya Sí
que es Pot es la única que pone un poco de cordura,
prefiriendo centrar la discusión en las políticas económicas
y sociales, pero no logra que sea ese el tema central. La
estafa dialéctica de las otras dos opciones, haciendo una
distinción artificial entre una Cataluña del SÍ y una
Cataluña del NO, está bien asentada y consigue marcar los
tiempos.
Es muy común escuchar en las
tertulias eso de que los catalanes que no se sienten
españoles sufren manipulación por parte de las instituciones
y medios al servicio de la empresa independentista. Quienes
afirman tal cosa, padecen un severo mal: sólo ven
nacionalismo en el nacionalismo de los otros. Basta con
echar un ojo al tratamiento que se da en las televisiones
españolas sobre el tema. Cuando las aficiones del Athletic
Club de Bilbao y del F.C. Barcelona silbaron el himno
español, no fueron pocos los que pusieron el grito en el
cielo. Eso de mezclar política y deporte estaba mal…como si
el deporte, como todo, no estuviera dentro de la política.
En cambio, usar el éxito de Pau Gasol como arma arrojadiza
contra el separatismo catalán no causa malestar, porque ni
siquiera se advierte.
Al día siguiente de la exhibición
del de Sant Boi ante la selección francesa, las noticias de
Cuatro abrían con una muestra del nacionalismo más casposo y
canalla. Piqué y Guardiola, ambos identificados con la
independencia, eran unos villanos a los que la gesta del
gran Pau, buen y verdadero catalán, arrojaba a la sombra
eterna de los mediocres. Piqué y Guardiola son malos porque
opinan. Pau Gasol es bueno porque no opina. O más bien,
porque su opinión no se considera una opinión. Lo cierto es
que, siguiendo a Slavoj Zizek, lo ideológico más ideológico
es cuando menos ideológico parece. Si un catalán dice que se
siente español, no pasa nada, no está hablando de política
(porque hablar de política, además, es malo si eres
deportista). Sin embargo, si un catalán dice que no se
siente español, está hablando de política. Y no hay que
hablar de política. La política es mala y el nacionalismo
sólo es nacionalismo si es catalán. Pura ideología.
Por cierto. En el momento en
que escribo estas líneas quedan unos minutos para que
comience la final del Eurobasket. Espero que ganemos y que
Pau se vuelva a salir. Por si acaso.
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